domingo, 6 de marzo de 2016

El Lloret de Mar que todo el mundo debería conocer


"Las pequeñas cosas que consiguen sorprendernos
son las que se quedan en un rincón en el recuerdo"


Hay destinos que injustamente se asocian a un determinado tipo de turismo o a una época concreta del año. Los tópicos son malos consejeros y quien crea que Lloret de Mar es tan solo sol, playa y fiesta se equivoca y se pierde parte importante de su encanto. Evidentemente las playas y las calas son uno de sus valores, pero también lo son los parajes naturales que lo rodean, el legado indiano que dejaron los que hicieron fortuna en las Américas o bien su patrimonio modernista. Posiblemente Lloret es un destino que suele lucir más en verano, aunque la ventaja de visitarlo el resto del año es que se puede descubrir de una manera más auténtica.

Playa de Lloret con el "Castell d'en Plaja" de fondo

A continuación os describimos aquellos lugares que, según nuestro punto de vista son los puntos más interesantes para conocer del municipio. Damos una vuelta paseando por las diferentes caras de Lloret, aunque la villa es un todo difícil de fragmentar, fruto de los acontecimientos que la han ido forjando a lo largo de la historia.

De cara al mar, la esencia de Lloret

Si algo marca el carácter de Lloret es el mar, vínculo indisociable con su gente ya desde sus inicios. Nueve kilómetros de costa repartidos entre sus cinco playas y numerosas calas bañan su fachada marítima, un buen motivo para convertirse en destino turístico de primer orden.

Las calas y playas

Si nos tuviéramos que poner de acuerdo a la hora de aconsejar una única playa de Lloret, la elección sería difícil. Para Celia, con toda seguridad sería la playa de Santa Cristina, allí la llevaban sus padres desde muy pequeña y algunos de sus recuerdos de infancia tienen este paraje de telón de fondo. Su emplazamiento, al lado de dos cerros, a resguardo del viento y las olas, quedando sus aguas en calma constante. Ideal para familias.


Cala Frares 1
"Cala dels Frares"

Enric en cambio, no lo tendría tan claro. Su respuesta sería que hay una playa para cada momento. Santa Cristina también le gusta, pero para bañarse quizás se quedaría con Cala Boadella. Ésta combina el encanto y las aguas claras de las pequeñas calas de la Costa Brava con el espacio de playas más amplias. Aquí uno puede contemplar un paisaje casi virgen y al ser menos accesible que otras playas de Lloret, es ideal para aquellos que buscan cierta tranquilidad. A Enric también le gusta seguir el camino de ronda y uno de sus rincones favoritos de esta zona de la Costa Brava es la "Cala dels Frares". Aquí no hay arena, y de hecho se haría difícil encontrar un espacio lo suficientemente llano para extender la toalla. Es la vista desde la orilla del mar con las formaciones de piedra (los frailes) sobresaliendo del agua lo que le cautiva.

En lo que sí nos pondríamos de acuerdo sería en acabar el día dando un paseo o tomando algo en una de las terrazas del "Passeig Mossèn Jacint Verdaguer", en frente de la playa de Lloret y punto de encuentro de locales y foráneos.


El Passeig Verdaguer con la playa de Lloret al lado

El Museo del Mar

La misma arena de la playa que con el buen tiempo ocupan los bañistas, era hace tan ounas décadas territorio de barcas y pescadores. Desde su mirador, expectante por sobre la playa de Lloret, el monumento a la Mujer Marinera dirige su mirada hacia el horizonte esperando ver el retorno de unos hombres de mar que ya no volverán. El Lloret marinero poco a poco ha pasado a formar parte más del pasado que del presente pero varios rincones de la ciudad mantienen vivo su recuerdo. El Museo del Mar es el mejor lugar para embarcarse y navegar por aquellos tiempos.

Situado en el passeig Verdaguer, ante el mar y frente a frente con el Ayuntamiento, el edificio de "Can Garriga" simboliza un pasado glorioso, el de aquellos lloretenses con iniciativa y valentía que dejaron todo para irse a las Américas a hacer fortuna. En su interior, el Museo del Mar explica de forma didáctica y amena la relación de los lloretenses con el mar a lo largo de la historia.


Can Garriga, sede del Museo del Mar

El Museo del Mar nos muestra el alma de Lloret a través de las historias de aquellos que decidían iniciar una nueva vida en el mar. Se pueden ver los tipos de embarcaciones que utilizaban, conocer los sistemas de financiación de los barcos y descubrir un Lloret donde los astilleros trabajaban frenéticamente y la arena de la playa era ocupada por mujeres que remendaban redes para que los hombres pudieran hacerlo utilizarlas en la próxima jornada de pesca. En la época dorada de la marina mercante, durante la primera mitad del siglo XIX, la ciudad vibraba con productos llegados de ultramar como los cigarros, el cacao, el ron o las maderas preciosas como la caoba, que los hindúes utilizaban para decorar sus casas. Durante la segunda mitad del mismo siglo, se giraban las tornas y la prosperidad ochocentista entró en decadencia y los lloretenses volverán a dedicarse a la pesca y la agricultura, hasta que, pasada la segunda mitad del siglo XX, se produce un cambio radical y Lloret pasa a centrar su actividad en el turismo.


Una de las salas del Museo del Mar

Dirección: Passeig de Camprodon i Arrieta, 2  - Mapa
Horarios, precios y más información: Museo del Mar - Can Garriga
De interés: Es Tint, en la sede de la Cofradía de Pescadores de Lloret de Mar, es otro espacio musealizado relacionado con el mundo marinero. Allí se explica la técnica de teñir sus redes, acción que tenía por objetivo alargar su vida y camuflarlas en el mar.


La huella de la historia, los orígenes de Lloret

Los primeros "turistas" que visitaron Lloret no eran alemanes, tampoco ingleses o italianos, éstos apenas comenzaron a llegar en los años 50 del siglo pasado. Mucho antes llegaron los íberos que, al parecer, les debía de gustar lo que encontraron. Más que nada porque decidieron quedarse a vivir...La rica historia de Lloret es hoy en día todavía desconocida para muchos de sus visitantes.

Puig de Castellet

Montbarbat, Puig de Castellet y Turó Rodó son los tres jacimientos íberos que encontramos en el término de la villa. Puig de Castellet es el único abierto a los visitantes -los otros dos están en fase de excavación y no se pueden visitar. Es un pequeño recinto fortificado de 650 m2 con los restos de un conjunto de construcciones habitado durante cincuenta años, hasta alrededor del año 200 aC, que fue abandonado. Desde el recinto se dominaba una amplia franja marítima y se controlaba directamente los otros asentamientos ibéricos de la zona. No tenían mal ojo estos primeros lloretenses a la hora de establecerse, siempre ubicados entre pinos y con unas vistas privilegiadas

Dirección: Ronda del Poblat Ibèric, s/n (2 km al norte del núcleo urbano) - Mapa
Horarios, precios y más información: Lloret dels Ibers, Puig de Castellet / Ruta dels Ibers

"Can Saragossa"

Si te gusta la historia y quieres saber más sobre la cultura y el día a día de los íberos en Lloret, la visita a este museo te interesará. Y no solo por los objetos que se exponen, sino también por el edificio donde se alojan.

Fachada de "Can Saragossa"

Can Saragossa es una de las masías más antiguas de Lloret y, antes de convertirse en museo, fue lugar de veraneo de lujo y hotel. La apariencia actual del edificio data de comienzos del siglo XX, cuando el propietario (el médico Narciso Zaragoza) lo hizo reformar siguiendo las corrientes de estilo neogótico de la época y dándole un aire de palacete modernista. En sus dependencias se exponen los restos arqueológicos que se han encontrado en las excavaciones efectuadas en los tres yacimientos íberos del municipio, además de la colección Joan Llaverias, pintor acuarelista y dibujante humorístico considerado el "pintor de Lloret". Nos ha gustado esta combinación, casual o buscada, entre el Lloret de hace 100 años y el Lloret de hace 2.000.

Dirección: Parque de "Can Xardó" (Avenida Vila de Tossa, s/n) - Mapa
Horarios, precios y más información: Can Saragossa - Museo de Arqueología

El Castell de Sant Joan

Seguramente la imagen más fotografiada de Lloret es del Castell d'en Plaja. La estampa es idílica: la playa, el mar y el castillo encaramado en la roca de fondo... Aunque si alguien se deja llevar por el romanticismo del momento y comienza a imaginar épocas pasadas con algún caballero o princesa medieval acechando por sus ventanas, se equivocará y mucho. Lo que hoy se ha convertido en uno de los iconos de la costa brava, apenas hace 80 años que está allí. Si uno quiere ver los restos de un castillo medieval de los de toda la vida, tendrá que volver la mirada en sentido opuesto y en lo alto de la montaña observará la torre de homenaje del Castillo de Sant Joan. Aquello sí que es un castillo de verdad.

Situado en la cima de la colina que separa las playas de Lloret de Mar y Fenals, el Castell de Sant Joan data de inicios del siglo XI y estuvo en funcionamiento hasta finales del siglo XVII. Poco queda de la fortificación originaria y de hecho estuvo a punto de ser derribado por completo durante la expansión urbanística de los 60, aunque por suerte fue salvado. Las vistas desde aquí arriba son impresionantes.

Vistas desde el Castell de Sant Joan

Dirección: Punta de Fenals -Mapa
Horarios, precios y más información: Castell de Sant Joan /Tríptico informativo / Pat.mapa


Novecentismo y modernismo, el Lloret de los hombres de fortuna


“Los que vuelven con dinero son llamados americanos.
Los que regresan sin nada, no tienen nombre. Los que no vuelven tampoco".


No fueron pocos los lloretenses que marcharon en las Américas para hacer fortuna. Muchos emigraron, pocos triunfaron. Para los nuevos ricos que regresaban era importante hacer visible su éxito y mostrar su nuevo estatus. Una nueva clase emergente aparecía y dejaba su huella en la arquitectura religiosa y civil del Lloret de finales del siglo XIX y principios del XX.

Con el paso de los años y la masificación urbanística de la costa, la mayoría de casas de la época desaparecieron -Can Garriga y Can Comadran son las supervivientes más destacables-, pero han perdurado otros edificios construidos o reformados con el dinero de la clase acomodada de la época. Este es el caso del Ayuntamiento -de estilo neoclásico-, de la ampliación modernista de la iglesia de Sant Romà -obra de Bonaventura Conill i Montubió, arquitecto descendiente de lloretenses y seguidor de la Escuela de Antoni Gaudí- o de la reconstrucción del santuario de origen benedictino de Sant Pere del Bosc -con la participación del arquitecto Puig i Cadafalch y el escultor Eusebi Arnau-.


Iglesia de Sant Romà, edificio de origen gótico con reforma modernista

De interés: En el mes de junio Lloret celebra la Feria de los Americanos para rememorar la época.
La anécdota: El lloretense Constantino Ribalaigua fue propietario del famoso restaurante Floridita de La Habana. Conocido como The Cocktail King ("el rey de los cócteles") inventó y popularizó Daiquirí helado."Mi mojito en La Bodeguita y mi daiquiri en el Floridita" decía Ernest Hemingway.

El Cementerio modernista

Mostrarse durante la vida pero también en el viaje al más allá. Este es uno de los propósitos de los americanos que uno se imagina que se debían marcar cuando observa las sepulturas del cementerio de Lloret. Una competición entre familias adineradas para disponer del mejor panteón que llevó a la villa a arquitectos de renombre para crear sus obras.


Visión general del cementerio modernista de Lloret

El cementerio modernista de Lloret de Mar forma parte de la ruta cultural europea de cementerios singulares, un sello concedido a aquellas rutas que reúnen valores culturales y sociales destacables. Cuando un pasea tiene la sensación de estar en un museo al aire libre: las esculturas, filigranas de piedra, sepulcros, panteones y hipogeos hacen que volvamos a la época de esplendor del indianos. Aquellos lloretenses que hicieron fortuna en las Américas para perpetuar su memoria contrataron a los mejores arquitectos y escultores de la época: Puig i Cadafalch, Bonaventura Conill, Antoni Gallisà y Vicenç Artigas son el ejemplo. Algunos de los panteones más destacables son el de la familia Camp-Nonell, con una figura femenina rezando, o el de los Esqueu-Vilallonga, con una de las cruces esculpidas más altas del cementerio. Los hipogeos también toman gran protagonismo con su diseño escultórico, la mayor parte obra de Conill i Artigas. Sin duda es el cementerio de Lloret es uno de los conjuntos de obra funeraria más destacables que existen en la Costa Brava y en Cataluña.


Panteón de la familia Esqueu-Vilallonga, obra de Bonaventura Conill

Dirección: Camí del repòs  (Carretera de Blanes) - Mapa
Horarios y más información: Cementerio modernista / European Cemeteries Route

Los Jardines de Santa Clotilde

Situados en lo alto de un acantilado con unas fantásticas vistas a la cala Sa Boadella, las 27000 hectáreas de terrenos de los jardines novecentistas de Santa Clotilde se encuentran en el nivel más alto de la Villa del Mar, la segunda residencia que el Marqués de Roviralta hizo construir para su primera mujer, Clotilde Rocamora -de ahí el nombre de los jardines-. Este espacio idílico fue diseñado por el polifacético Nicolau Rubió i Tudurí, arquitecto, urbanista, paisajista, escritor y periodista.

En el terreno donde ahora están los jardines antes se cultivaba viña, pero la filoxera acabó con las plantaciones. Hoy los jardines de Santa Clotilde son un buen ejemplo de integración del paisaje natural y autóctono con el estilo renacentista italiano y novecentista catalán. Terrazas que se superponen, caminos que se entrecruzan y escaleras que parecen un camino directo para adentrarte en el Mediterráneo. El agua de las fuentes, sirenas y otros personajes mitológicos en forma de esculturas acompañan al visitante en este camino.


Los jardines de Santa Clotilde con el Mediterraneo de fondo

Dirección: Passeig dels Jardins s/n  - Mapa
Horarios, precios y más información: Jardines de Santa Clotilde


Paseando por estos jardines con la visión del mar en el horizonte, nos despedimos. Durante estos días hemos descubierto un Lloret que nos ha sorprendido gratamente. Es solo un "hasta luego", esperamos volver pronto.


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