Los que nos conocéis un poco o bien nos habéis ido siguiendo desde los inicios de este blog ya sabréis de nuestra fascinación por los volcanes en activo. Cómo quién se queda boquiabierto ante los chispazos de una hoguera, la experiencia de subir un volcán y ver su lava de cerca es para nosotros poco menos que mágica. Desde que tuvimos nuestro bautizo de fuego en los volcanes de Vanuatu, teníamos en el punto de mira volver a vivir una experiencia similar y este ha sido también uno de los motivos que, además de la gente y la cultura maya, nos ha llevado hasta Guatemala.
Toda América Central forma parte del cinturón de fuego del Pacífico y en sólo Guatemala se concentran 33 volcanes en activo, una buena carta de presentación que ya indica la importante actividad volcánica y sísmica que sufre la zona. Desde cualquier punto de Antigua -sólo hay que levantar la mirada- se reconoce la forma cónica de alguno de los tres volcanes que lo rodean, pero no nos hemos decidido por ninguno de estos sino por el Pacaya, para hacer nuestro particular reencuentro con estos prodigios de la naturaleza. ¿El motivo para elegir este y no otro? ¡ver de cerca el descenso de una lengua de lava!
A los pies del volcán Pacaya |
Lengua de lava petrificada del cono del volcán Pacaya |
La verde vegetación llega hasta los pies del Pacaya |
El volcán Pacaya hace 2.550 m y está a sólo una hora de bus de Antigua. Su facilidad de acceso y su actividad permanente hacen de él el volcán más visitado del país y, evidentemente, una de las visitas indispensables de cualquier viajero que venga en Guatemala. Hasta 23 grandes erupciones se le han contabilizado en los últimos 500 años, la última en 2010. De hecho, días antes de venir no confiábamos poder llegar hasta aquí: el 30 de julio registró un aumento de actividad y las noticias preveían la expulsión de nube de ceniza hasta 2.000 m de altura sobre el cráter. Poca broma...
Camino de aproximación al volcán |
Comprovando el calor del suelo: cocinando unas nubes |
Finalmente no hemos tenido mucha fortuna con la visita. Hemos tenido suerte de poder visitarlo dada la situación sólo dos semanas antes, hemos tenido también suerte de que nos acompañara el tiempo considerando que toda la noche anterior ha estado lloviendo, pero hemos tenido la mala suerte de no poder ver ni siquiera un poco de lava. Tan sólo el día anterior, el grupo que fue pudo verla pero la fuerte lluvia de la noche apagó lo poco que quedaba de aquella lengua de fuego accesible de forma segura.
Río de lava visto tan sólo un día antes que nosotros fuéramos al Pacaya |
Nos hemos tenido que conformar con disfrutar del paisaje volcánico y de las magníficas vistas que hay desde aquí de los tres volcanes que rodean Antigua. También hemos podido ver el humo que continúa saliendo del cráter y comprobar el fuerte calor que salen de los agujeros que de vez en cuando hay en el suelo.
Vista de los tres volcanes de Antigua desde el Pacaya |
El humo emana del cráter del Pacaya |
El Pacaya en su máxima expresión se nos ha resistido, pero pensándolo mejor quizás no ha sido tan mala suerte. Quizás ha sido todo lo contrario: ahora ya tenemos un motivo para volver a Guatemala algún día.
Lo que se puede llegar a ver y que nos perdimos...
Información útil
Cómo llegar: la mejor forma de visitar el Pacaya es mediante una salida organizada desde Antigua. Todas las agencias lo ofrecen por un precio que oscila entre los 60 y los 80 quetzales.
Alojamiento: Hoy por hoy no es posible, por cuestiones de seguridad, visitar el volcán por la noche ni acampar.
Comer: Lo tendréis que llevar vosotros a pesar de que, por los horarios de visita, no es imprescindible. Al Pacaya, antes de subir sólo hay una tienda que vende bebidas, pero no comida.
De viajero a viajero: Habitualmente las agencias tienen una oferta de dos excursiones al día al Pacaya, una que sale desde Antigua a las 6 de la mañana y que vuelve sobre las 12:30 h y la otra que sale a las 14h y vuelve sobre el atardecer. A pesar de que toque madrugar en época de lluvia es mejor hacerla en horario matinal, por la tarde el tiempo acostumbra a ser más inestable y la probabilidad de lluvia es más alta. La entrada en el Parque Nacional no está incluida en el precio de la excursión (50 quetzales) y el acceso al volcán se tiene que hacer siempre con guía acompañante (incluído en el precio) que decidirá hasta donde se puede aproximar el grupo (de máx. 14 personas) dependiendo de la actividad volcánica del momento. La caminata es de un total de 6 km y se hace en unas 3 horas, apta para cualquier persona con un mínimo de condición física (también hay la posibilidad de que te suban a caballo).
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