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Quaderns de bitàcola
El camino hacia el Parque nacional de Amboseli tenía que ser tranquilo pero se convirtió en una pesadilla durante unas horas. Cuando estábamos a pocos kilómetros del parque Steven perdió el control del coche en unos baches pronunciados, seguramente debido a un pequeño exceso de velocidad, nos quedamos atravesados a la carretera y acabamos dando unas vueltas de campana hasta salir del camino... Vidrios rotos, chichones por todas partes, luna y retrovisors desaparecidos, puertas que no se abrían y un buen susto, ¡pero todos ilesos afortunadamente gracias a los cinturones!
Después de muchas peripecias, de tratar con forestales y guardas del parque, de compartir unos kilómetros con el coche de un indio que nos hizo bajar en la entrada del parque porque lo molestábamos, de que un turista Keniano nos hiciera un rally (justo después del accidente) triplicando la velocidad permitida dentro del parque hasta nuestro camping, pudimos ducharnos y relajarnos en un tended camp que nos cedieron a los accidentados. Todo ello supuso perder un día de safari, un nuevo cambio de conductor, y tener que rehacer la ruta descartando la visita al Parque nacional Tsavo East. Por otra parte hubieron algunas discusiones con el guía y sus jefes que no nos pudimos ahorrar. Y es que no conseguíamos que nos cambiaran el coche, querían que continuáramos sin retrovisores, con las puertas bloqueadas, las ventanas rotas, una rueda que frotaba con la carrocería cuando giraba a la derecha haciendo un ruido muy extraño, una puerta que se caía atada con una cuerda y que tenía que aguantar Steven mientras conducía, etc...
Este incidente nos hizo perder la sonrisa por unas horas, y no lo recuperamos hasta que se nos cruzó una familia de elefantes que nos dejó boquiabiertos y nos hizo olvidar el susto vivido.
Y es que en Amboseli nos esperaban muchas maravillas como por ejemplo los elefantes más grandes de Kenia, ¡qué preciosidad! En este parque se descubrió hacia el 1987 que el principal medio de comunicación de los elefantes son unos sonidos subsónicos que emiten que viajan bajo el suelo durante largas distancias y que reciben a través de las patas. ¡Es realmente sorprendente!
Nos esperaba la manada de leones más grande que jamás habíamos visto y con la que compartimos las 2 horas más cortas de nuestra vida, sólo ellos, nosotros y una cacería de ñu fallada por la inexperiencia y juventud de los integrantes.
También nos esperaba la contemplación más tranquila de una pareja de guepardos que espiaban curiosos una familia de elefantes mientras se bañaban, cebras rebolcándose en la arena, un elefante viejito y malhumorado que nos quiso envestir, pantanos que cambian de ubicación continuamente en un ecosistema semiárido, ¡y todo ello con el Kilimanjaro (5.891 m.) de fondo! ¿Después de todo esto quién se acuerda ya del incidente? ¡Es uno de los parques más bonitos de Kenia sin ningún tipo de duda!
Nuestra última parada es el Parque nacional Tsavo West, de 21.812 km2, uno de los más grandes de Kenia, y que también nos sorprende por su belleza y contraste paisajístico de arena volcánica negra y ríos de lava, con la arena más rojiza que hemos encontrado en el país. ¡De ahí que los elefantes y otros animales de Tsavo sean rojizos!
En Tsavo West han pasado varios sucesos importantes. Si habéis visto la película “Los demonios de la noche” sabréis de qué hablamos. Durante la construcción del puente ferroviario del río Tsavo dos leones atemorizaron a todos los obreros. Se dice que mataron una treintena de personas e hirieron a otras 140 antes de que sus pieles acabaran expuestas al Chicago Field Museum de EEUU. Durante la construcción del ferrocarril murieron muchos obreros debido a las termitas y la enfermedad del sueño, los leones descubrieron algunos de los cuerpos enterrados y se los comieron. Resulta que cuando un depredador prueba la carne humana, ninguna otra le gusta tanto como la nuestra, y se convierte en una obsesión para ellos. De aquí que no quedara otra remedio que cazarlos y poner fin a aquella pesadilla...
Otro suceso fue la caza masiva que sufrieron los depredadores de Tsavo West por parte de los masai, como protesta por todas las injusticias sufridas. Tsavo quedó prácticamente sin depredadores, los que no murieron aprendieron que aquella zona era mortal para ellos y emigraron. Aunque ya hace unos cuantos años que cesó esta práctica y los depredadores han ido volviendo poco a poco. Pero no es la única razón por la cual hay pocos. Hay menos y son más menudos debido a los muchos cerros que hay que les dificulta la caza.
En este contexto, y con toda esperanza ya perdida de poder ver los 5 grandes, de repente, se nos aparecieron dos leopardos preciosos que tuvimos a un palmo por unos instantes. Pocas veces los puedes ver fuera de las ramas de los árboles, no bajan mas que para cazar, son nocturnos y no les gusta andar a cielo abierto, pero en Tsavo no tienen más remedio, debido a su geografía. ¡Qué pelaje más bonito, qué patas más gordas y robustas!, realmente responden a la antigua creencia, como su nombre indica, de que son una mezcla de león y guepardo. Como curiosidad, es el único depredador mayor que caza babuinos, a pesar de que tiene que ir con mucho cuidado porque éstos son muy feroces y tienen unos colmillos que dan miedo!
Las noches en Tsavo West son sobrecogedoras por las muchas hienas que se acercan a las tiendas. Vienen a buscar comida y hacen unos aullidos que hielan la sangre, sobretodo porque oyes cómo andan cerca de tu tienda en un camping sin vigilantes ni fronteras con el parque. Una de ellas se comió la chancleta de nuestro guía, ¡mirad si tenía hambre! Por suerte, es un animal tan torpe que no se atreve a acercarse lo suficiente a las tiendas como para devorarte. Aún así, da mucho miedo salir en una noche oscura a hacer un pis, ¡sino preguntadle a Mabel!
En Tsavo West también podéis encontrar el Nguila Rhino Sanctuary de 62 Km2. Como su nombre indica es el santuario del rinoceronte negro donde se trabaja para su recuperación. Hay unos 60, pero nosotros sólo vimos un par de refilón, o eso nos pareció, con el coche en marcha mientras se escondían entre la maleza, ¡nunca sabremos si lo eran de verdad!
Cómo habéis podido ver durante este viaje que hemos compartido, Kenia está salpicada por hábitats de todos los tipos: áridos, semiáridos, sabanas, boscosos, humedales, montañosos o intermareales. Cada lugar es especial, cada día es diferente y cada parque es un mundo que vale la pena descubrir.
Nos despedimos con la última puesta de sol que disfrutamos en un silencio muy especial, esperando que os haya gustado esta pequeña muestra de lo que hemos vivido y con la esperanza de que os animéis a hacerlo vosotros mismos, que nosotros lo podamos repetir, y que lo compartamos.
HAKUNA MATATA!
Aleix i Mabel también han escrito:
- Autores invitados de febrero: Aleix y Mabel, viajeros "flow"
- Cuadernos de Kenia: La inmensidad del Masai Mara
- Cuadernos de Kenia: Llegada y directos a Aberdare
- Cuadernos de Kenia: Alucinados en Samburu y bien recibidos en Nakuru
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Aleix y Mabel se definen como "viajeros flow", les encanta que los viajes fluyan por si solos sin tener que estar sometidos a horarios ni rutas ya establecidas. Grandes amantes de los animales, el verano pasado hicieron el viaje que soñaban desde hacía tiempo por el continente africano disfrutando de la fauna más diversa. Son nuestros invitados del mes de febrero y temporalmente les hemos cedido el blog para que nos expliquen su viaje en Kenia. -- Enric y Celia
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