Desconocida por muchos, la región de Valonia queda habitualmente fuera de las rutas de quienes viajan a Bélgica, que se concentra en los atractivos de Flandes, dejando de lado el sur del país. Nosotros mismos nos incluimos en este grupo: en nuestro primer viaje al país visitamos Bruselas, Brujas y Gante, pero por carencia de tiempo -y desconocimiento- no nos planteamos incluir ningún destino de la región francófona. Con la reciente escapada a la inauguración de Mons como Capital Europea de la Cultura 2015 hemos empezado a descubrir una parte de Bélgica que, injustamente olvidada por muchos viajeros, presenta suficientes atractivos como para incluirla en los circuitos o dedicarle un viaje por sí solo. Dinant, Namur, Lieja, Spa, les Ardenes, Waterloo... Son lugares que nos apetece conocer y esperamos poder hacerlo pronto.
De momento, la primera degustación de Valonia la hemos hecho en Mons, una animada ciudad universitaria que ha conseguido cautivarnos con su oferta cultural y patrimonial. Este 2015 el ritmo de la ciudad lo marcan los acontecimientos de su capitalidad cultural, unos actos que hacen que pasearse por sus calles sea una sorpresa continua para el visitante. Pero, además de este título que tiene fecha de caducidad, Mons tiene una amplio abanico de lugares muy interesantes para visitar. Estos son los nuestros...
10 experiencias para vivir en Mons
1. Subir al “catiau” y disfrutar de las vistas de la ciudad
Erigido en el siglo XVII, esta torre de 87 metros de altura tiene el privilegio de ser el único campanario barroco de toda Bélgica. Esta peculiaridad le ha hecho merecedor de ser uno de los tres patrimonios de la humanidad de la ciudad. Tan famoso es, que se ha convertido en el icono de la ciudad. En la primavera del 2015, se inaugurará en su interior un curioso museo dedicado a la ciudad y su historia, y desde su parte superior se podrá disfrutar de las mejores panorámicas de la ciudad. Por cierto, ¡el campanario de Mons tiene nada más y nada menos que 49 campanas! ¿Te imaginas subir a ver la panorámica de la ciudad mientras están todas sonando?
2. Viajar a los orígenes de Mons a través de les minas neolíticas de Spiennes
Mons es uno de los centros mineros más antiguos de Europa. Desde sus orígenes y hasta hace sólo unas décadas, su economía se ha basado en los recursos que ha extraído de sus entrañas. A seis kilómetros del centro de la ciudad, las minas neolíticas de Spiennes tienen más de seis mil años de antigüedad y es de los pocos con estas características que se conservan en el continente. En la primavera de 2015 se abrirá un renovado centro de interpretación que permitirá conocer más detalles sobre este espacio, así como hacer visitas guiadas hacia al interior de la mina. Es el segundo patrimonio de la humanidad de Mons
3. Revivir la batalla de Sant Jorge y el dragón en el “Doudou”
La última mención de la Unesco no es un monumento, sino una festividad. Y no una cualquiera... El “*Doudou” es un acontecimiento multitudinario que se celebra desde hace más de 650 años el domingo de Trinidad (este 2015 coincide que es el día 31 de mayo) y que empieza con la procesión del Carro de Oro (una pomposa carroza del 1780) para acabar con el combate de Lumençon, una espectacular representación de origen medieval de la lucha entre Sant Jorge y el dragón en la Grand-Place.
4. Pasear por las callles del cascp antiguo
Mons es famosa por su casco histórico, donde destacan los elementos góticos y barrocos. A pesar de las guerras y los infortunios, la fisionomía del centro de la ciudad no ha variado mucho de cómo estaba en el siglo XVIII. El hecho de no ser tan turística como otras ciudades del país permite también al visitante disfrutar de algunas de sus calles y plazas casi en solitario. Auí funciona dejar de lado la guía y dejarse llevar por el instinto para encontrar rincones con encanto.
5. Saborear una cerveza belga en uno de los restaurantes de la Gran Place
Grand Place es el verdadero corazón del centro histórico. Es el punto de encuentro por excelencia de los vecinos de Mons y el lugar ideal para tomarle el pulso a la ciudad. Aquí se celebra el combate de Lumençon en primavera, las mesas y las sillas de bares y restaurantes lo ocupan durante el buen tiempo y el mercado de Navidad anuncia la llegada del invierno. ¿Qué mejor lugar que éste para saborear una de las famosas cervezas belgas?
6. Tomarse un descanso en el Jardin du Meyeur del otel de Ville
Monumental y esbelto, el edificio del Ayuntamiento preside la Grand Place. Fue levantado durante la segunda mitad del siglo XV. No sólo su exterior impresiona, vale mucho la pena echar un vistazo a sus interiores y pasear por sus jardines. El interior aloja numerosas salas con mobiliario, cuadros y tapices entre el siglo XVI y XVIII (sólo visitables durante los meses de julio y agosto o bien mediante visita concertada el resto del año). El jardín interior del alcalde (de libre acceso) es otro de los rincones encantadores de la ciudad. Tranquilo y escondido, es un lugar ideal para tomarse un descanso, sentarse en uno de sus bancos y escuchar el sonido del agua de la fuente de “Le Ropieur”.
7. Admirar las esculturas i los vitrales de la colegiata de Sainte Waudru
Imponente y sobria por fuera, deliciosamente ornamentada por dentro, así es la colegiata que toma el nombre y aloja los restos de la patrona. De estilo gótico brabante consta de tres naves de 115 metros de largo y 29 pequeñas capillas, pero son los colores de sus vitrales y el realismo de las esculturas de Jacques lleva Broeucq lo que verdaderamente le dan valor. Guarda también el famoso Carro de Oro del "Doudou"
8. Seguir los pasos de Van Gogh por los alrededores de la ciudad
Van Gogh vivió en Cuesmes, a 4 km de Mons, entre el 1878 y 1880. Aquí es donde decidió dedicarse profesionalmente a la pintura y se inspiró para algunas de sus obras posteriores. Varios lugares de la zona son testigo mudo del paso del artista por esta zona minera, entre las cuales la modesta casa que habitó y que hoy se ha transformado en un pequeño museo con un recorrido escenografiado que narra la vida de este genial artista.
9. Admirar las obras del Museo de las Belles Artes de Mons (BAM)
Entre toda la oferta museística, destacamos el Museo de Bellas artes (BAM). Situado desde el 2007 en un edificio de arquitectura ultra-moderna, funcional y abierto, es uno de esos museos que invitan a pasar unas cuantas horas. Tiene colecciones itinerantes y permanentes. Aquí es donde visitamos la exposición "Van Gogh en el Borinage: el nacimiento de un artista" (hasta el 17 de mayo de 2015), sobre los inicios del pintor.
10. Acariciar el mono de Mons y disfrutar de temporada de buena suerte
El equivalente al Manneken Pis de Bruselas, en Mons tiene forma de mono. Se trata de una pequeña escultura de bronce del siglo XV que se ha hecho muy popular en la ciudad. Está en la fachada del Ayuntamiento (Hotel de Ville) y la tradición dice que acariciarlo con la mano izquierda puerta buena suerte. Así que... ¡prohibido irse de la ciudad sin haberle pasado la mano por la cabeza!
Todas estas propuestas y muchas más las puedes encontrar en la página web de Turismo de Bélgica: Bruselas-Valonia. Nosotros ya hemos empezado a conocer la Bélgica más desconocida y pensamos volver pronto. ¿Y tú, te animas a ir?