jueves, 20 de noviembre de 2014

De Delhi a Amritsar: mi relación de amor/odio con la India


Este artículo es de Anna,
nuestra autora invitada del mes de noviembre

¡Dicen que India te enamora o la odias! Yo me enamoré, y por eso repetimos un segundo año y espero que no sea último. Como el primer año lo dedicamos a recorrer el Rajhastan, el segundo año quise probar los contrastes de este gran país viendo un parte del norte y un poco del sur. Empezamos por Amritsar:


Viernes, 30 de octubre de 2009

Después de estar desde ayer por la mañana entre aviones y aeropuertos, a las 7.00 a.m. hemos llegado a Delhi. Es cierto que no recordaba las cosas malas del viaje anterior. Una vez llegas a casa sólo añoras las cosas buenas. Así que cuando hemos cogido el taxi y el conductor ha empezado a conducir como un loco y he vuelto a experimentar, al igual que el año pasado, que la finalidad de mucha gente es la estafa a comisión, pues me he disgustado un poco. He tenido la sensación de que me había equivocado de destino. Esta sensación está bastante generalizada por la gente que viaja a este país; todo el mundo queda harto de las historias que te suceden, pero la India tiene algo que te engancha y te hace volver.




El taxista nos ha llevado a Paharganj, “hogar, dulce hogar". Ha sido como quien vuelve al pueblo cuando empieza el verano. Ya nos lo conocemos todo del viaje anterior, no hace ni doce meses que vinimos por primera vez y nos movemos con toda naturalidad, incluso hay tenderos que se acuerdan de nosotros del año pasado. ¡Increíble! Hemos ido a la guesthouse que había elegido por internet. Este año me quise asegurar y reservé para no tener que estresarnos sólo llegar. No es agradable aterrizar a las 4 de la mañana y tenerte que abrir paso entre la gente que duerme por las calles para buscar un lugar donde caer muerto. ¡Así que la primera noche ya sabíamos dónde dormiríamos!

Organizar el viaje tiene cosas buenas y cosas malas. Las cosas buenas, es que lo haces todo a tu medida, eliges lo que te parece...Cosas malas...que si la cagas, la cagas tú y nadie más. En este caso la cagué: La habitación era mucho peor que la que fuimos el año pasado (el lavabo y la ducha ni comentarlo), pero con lo cansadas que estábamos -y cómo que sólo era por una noche- nos hemos conformado con la que nos ha tocado.

Después de dormir un rato, hemos puesto dirección a la estación de tren. Si podemos, la idea es comprar los billetes esta tarde e irnos mañana hacia Amritsar . Llevo todos los horarios de los trenes elegidos e impresos para no tener ningún problema. Pero “maldita suerte la nuestra” que para variar nos han acabado enredado y nos han llevado a una agencia turística, que se hacía llamar "gubernamental", pero que en realidad era la mafia de Delhi... Entro súper dispuesta a no comprar nada. Sólo quiero información. Yo quería ir a una oficina de turismo, ¡y no a una agencia medio ilegal! ¡¡¡Siempre igual!!!

Total, que unos chicos con pinta de mafiosos, nos hacen sentarnos, hacen bromas, nos invitan a té, pero en realidad tú lo que quieres es ir al grano, porque sabes que tarde o temprano saldrás escaldado. Dos horas más tarde, hemos salido con un tour contratado para el norte del India, de 6 días, un billete de avión para ir al sur, y uno de tren para volver hacia Delhi. ¡Suerte que yo sólo quería el billete de tren! Hemos pagado 237 euros por todo. A mí no me parece caro, pero te quedas con aquella sensación de que te están enredando. ¡¡¡Y mucho!!! Lo más interesante es que nos enlazarán todos los lugares donde queremos ir, ya que de la otra manera nos hubiéramos dado un hartón de coger buses y trenes.




Sábado, 31 de octubre de 2009

A las 6.00 a.m. nos ha recogido el taxista, con una conducción en su línea (no te acabas de acostumbrar nunca). Los coches aquí en la India cuando quieren adelantar no tienen intermitentes. Tocan el claxon, avisando, como diciendo “vigila que vengo”, y así pasan. Cuanto más dinero tienes, más buen claxon te compras, porque es la herramienta más valorada cuando estás al volante.

Después de 8 horas y un par de tés por el camino hemos llegado a Amritsar, y nos hemos dirigido a la guesthouse que había elegido, cerca del templo. Nos enseñan las habitaciones, y después de tres opciones totalmente descartables nos enseñan una que nos parece bastante aceptable, y cuando me despisto me la había colado sin agua caliente. Bajo otr avez con la mochila cargada y les digo cabreada que sino hay agua caliente nos vamos. Se quejan un poco, gesticulan, ponen el grito en el cielo... Así como hacen ellos, y casualmente al final nos dejan una por el mismo precio y con agua caliente. ¡Es que si no te pones serio te toman el pelo...! La habitación realmente es grande y está bien, y agua calieeente, ¡¡¡me pondré llorar!!!

Cuando nos disponemos a salir del hotel para ir a ver el Templo Dorado, el taxista insiste a hacernos la ruta por el Golden Temple. Entramos, con los zapatos fuera, y el pañuelo en la cabeza, señal de respeto por los sijhs. Es precioso, todo iluminado, como si fuera Navidad; la gente nos va parando para hacerse fotos con nosotros y el taxista parece que ha cogido el rol de manager-segurata y nos va apartando la gente y decidiendo con quien nos podemos echar fotos. ¿Será posible? No hay mucho turismo aquí y la gente nos mira con desconfianza.





Recomendado por la Lonely y con ganas de una buena comida vamos al restaurante más recomendado de Amritsar, así que no nos lo pensamos y cruzamos toda la ciudad con rickhsaw para poder ir a un lugar como es debido. El problema es que el rickhsaw nos deja al otro lado de la carretera de donde está el restaurante. Problema gordo, porque aquí no hay ni pasos de peatones ni semáforos que valgan. Es la ley de la selva. Después de diez minutos intentando cruzar, tuvimos que pedir ayuda a un policía que con un bastón en la mano fue parando el tránsito para que pudiéramos cruzar la calle. Una buena cena para finalizar el día y a descansar, que mañana volvemos.


Domingo, 1 de noviembre de 2009 

A las 9.00 AM hemos salido a la calle. La gente continúa mirándonos mal, y además nos han recomendado que siendo chicas no es recomendable fumar por la calle, que está muy mal visto...

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Anna descubrió el gusanillo de viajar cuando hizo su primer viaje a la India. La experiencia de viajar por libre fue tan enriquecedora, que después no ha podido parar. Camboya, Tailandia, China, Turquía, Tanzania, Kenia o Myanmar son otros de sus grandes viajes. Años más tarde de su primera estancia en la India quiso volver; nos lo explica en este relato fresco y espontáneo. Es nuestra autora invitada y temporalmente le hemos cedido el blog para que nos explique su viaje. -- Enric y Celia


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