domingo, 26 de marzo de 2017

Ecuador, la selva amazónica

De las experiencias que más me marcaron del viaje a Ecuador seguramente fueron la visita a la selva amazónica, en la zona del Cuyabeno. Gaby había reservado una estancia en unas de las cabañas. Viajamos de Quito a Lago Agrio en autobús y llegamos a las 4 de la madrugada al pueblo donde nos tenía que recoger una caravana. Teníamos que esperarnos en el hotel de Mario, pero hasta las 5 no nos dejaba entrar y Gaby utilizó aquello de "Venga amiguito, ¿No nos dejará aquí fuera a dos chicas solas como nosotras?" Y nos dejó entrar a sentarnos, mientras preparaba el desayuno y nosotros mirábamos un programa de mañanas donde cantaban la canción de "Todos los días sale el sol" de Bongo Botrako como carta de entrada y a mí me hizo mucha gracia.


Una furgoneta nos recogió y nos llevó al campo base, junto con dos chicas australianas y una pareja también de Australia. Una vez allí nos esperaban unas canoas y un recorrido con lluvia de la selva, mientras nuestro guía el Galo nos enseñaba los monos, los perezosos, el yellow headed titimonkey, que quiere decir "monos de cabeza amarilla". La gracia es que muchos animales tienen el nombre del mismo color que son. Los "dormilones", las mariposas de mil colores… nos explicaba que había vivido hasta los 10 años en una comunidad indígena hasta encontrar el trabajo de guía. Nuestra cabaña era espectacular, parecían casetas de la selva de la Pocahontas. Tienen mucho respeto por mantener la biodiversidad del lugar y el agua se aprovecha de la lluvia y a su vez utilizan energía solar. Todas las cabañas tenían ducha con agua caliente y lavabo, y en la cama había mosquiteras.


Había una zona común donde comíamos, y la verdad es que la comida estaba buenísima. A partir de entonces, compartimos la experiencia con un grupo de 8 personas más, una familia de franceses de la isla de Guadalupe de las Islas Medas y los 4 compañeros australianos de la furgoneta.


Vimos de todo. Tocamos serpientes, vimos y nos bañamos entre delfines, arañas gigantes, un caimám...Probamos hormigas con gusto a limón, termitas, fumamos de un palo de un árbol, nos pintamos con tallos y troncos naturales, vimos más monos que se movían en grupos de 80 o 90, hicimos el "tarzán" con lianas, hicimos kayak en una canoa y vimos puestas de sol impresionantes.

Una experiencia inolvidable y nunca mejor dicho, salvaje.




Para acabar, he hecho una lista con los imprescindibles (con los que me encontré) para ir a la selva:

- Antimosquitos
- Crema solar, gorra para el solo y gafas de sol
- Bañador
- Botas de agua (en algunas cabañas te las dejan)
- Chubasquero (en algunas cabañas también te dejan)
- Botella o cantimplora con agua
- Chancletas de agua (en la canoa se te mojan los pies sí o sí)
- Algo de dinero por si quieres comprar algo
- Libreta, boli y cámara
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"Viajo desde que era muy pequeña. Es una pasión de mis padres que hemos heredado toda la familia. Viajar me hace sentir libre, me encanta conocer a gente nueva y aprender y sorprenderme de lo que pueda pasar, sobre todo si es con gente autóctona del país o para visitar amistades que viven allí. Planifico el vuelo, el dinero, las fechas y el lugar donde dormir, pero para el resto me dejo llevar, todos los países me atraen y siempre procuro levantarme temprano e ir a dormir bien tarde cuando viajo." Núria es nuestra invitada del mes de marzo y le hemos cedido el blog para explicar su viaje en Ecuador. - Enric y Celia


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