Explica la leyenda que había dos gigantes, uno de Irlanda (Finn) y otro de la isla escocesa de Staffa (Bennandoner), que se llevaban muy mal y se tiraban rocas continuamente. Con el tiempo, de tanto echarlas, se acabó formando un camino de piedras sobre el mar.
El gigante escocés, creyéndose más fuerte que el irlandés, decidió atravesar el camino para ir a buscar y derrotar de una vez por todas a su adversario. Oonagh, la astuta mujer del gigante irlandés, vio de lejos como venía el gigante escocés y no se le aocurrió otra forma para proteger a su marido que vistiéndolo con ropa de bebé.
Al llegar el escocés y ver aquel bebé tan grande, pensó que su padre todavía lo sería mucho más y se asustó. Así que huyó deshaciendo el camino que había hecho desde su isla. Y lo quiso hacer pisando muy fuerte para que las rocas se hundieran en el mar a su paso y que el otro gigante no pudiera llegar a Staffa.
Las rocas que hoy forman la Calzada del Gigante son los espectaculares restos que quedaron de aquel camino...
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