Las mejores experiencias son aquellas que no te esperas, así como hay lugares a los que llegas casi por casualidad. Lugares que inicialmente no están previstos en el viaje pero que te deparan sorpresas agradables. Esto es más o menos lo que nos ha pasado con las cuevas de Ellora y Ajanta.
Este verano nuestro destino tenía que ser África, pero una oferta de vuelo de 380€ nos lo hizo repensar y acabamos volando a Mumbai. En la India, tampoco nos pensábamos quedar: el agosto es época de monzón y no nos apetecía acabar remojados o en la habitación de un hostel más tiempo de la cuenta esperando que saliera el sol. Nos decidimos por Sri Lanka y Maldivas y tomarnos la capital de Bollywood como una escala.
Aprovechamos para conocer Mumbai y como teníamos cuatro días y nos parecían muchos, miramos lo que quedaba por los "alrededores". El concepto "alrededores" es muy relativo en un país tan grande como la India, y en la guía acabamos descubriendo las cuevas de Ellora y Ajanta que quedan a 350 y 450 km de Mumbai respectivamente. Nunca habíamos escuchado hablar de ellas antes y todavía estamos sorprendidos de lo que allí encontramos. Sin ningún tipo de duda son unos de los lugares más espectaculares del país y, lo mejor de todo: todavía están por descubrir para el turismo extranjero.
Aprovechamos para conocer Mumbai y como teníamos cuatro días y nos parecían muchos, miramos lo que quedaba por los "alrededores". El concepto "alrededores" es muy relativo en un país tan grande como la India, y en la guía acabamos descubriendo las cuevas de Ellora y Ajanta que quedan a 350 y 450 km de Mumbai respectivamente. Nunca habíamos escuchado hablar de ellas antes y todavía estamos sorprendidos de lo que allí encontramos. Sin ningún tipo de duda son unos de los lugares más espectaculares del país y, lo mejor de todo: todavía están por descubrir para el turismo extranjero.
Las cuevas de Ellora
Los templos de Ellora son uno de los puntos álgidos de la arquitectura medieval. Son Patrimonio de la Humanidad y con razón. Monasterios, templos y capillas excavados en la roca por generaciones de monjes budistas, hinduistas y jainistas se suceden en una renglera de dos kilómetros de largo. En total son treinta cuatro cavidades, cada una con su especificidad, cada cual diferente al anterior.
Su ininterrumpida secuencia de creación, que se extiende desde el año 600 al 1000, es una brillante muestra de la India antigua. La realización de este conjunto monumental de calidad artística excepcional fue una verdadera proeza técnica, pero a la vez Ellora ilustra también el espíritu de tolerancia característica de esta civilización en la que las religiones convivían sin problemas.
Considerando el número de cuevas y que las más recientes tenían más detalles, quisimos empezar nuestra visita de menos a más en cuanto a espectacularidad arquitectónica para no perder la capacidad de sorpresa y dejar para el final lo mejor. Las primeras que vimos fueron el grupo de las cuevas budistas, que en realidad son también las más antiguas del complejo. Algunas se encuentran inacabadas, y casi todas contienen en su interior budas que se encuentran en todo tipo de posturas, la mayoría de ellos con las piernas cruzadas y las manos levantadas, como si estuvieran practicando yoga.
Cada templo que veíamos tenía más filigranas y detalles, tanto en el interior como en las fachadas. Todo tiene la estructura idéntica en un edificio levantado desde el suelo, sólo que éstos son excavados en la roca: las columnas, los arcos, los umbrales de las puertas... Se hace complicado el tiempo de dedicación que comportaría hacer tan sólo uno de estos templos cuando aquí ni siquiera habíamos levantado las primeras iglesias románicas -bonitas, pero más toscas-. Inmutables hasta nuestros días, difícilmente ninguno de los edificios de nuestras ciudades tendrán la misma durabilidad que estos.
Pero la joya de la corona de Ellora es sin ningún tipo de duda el templo hinduista de Kailasa. Este es completamente diferente a los anteriores y en vez de estar excavado de fuera para adentro, lo está de arriba hacia bajo. Cuando llegas aquí, por muy espectaculares que sean los otros templos, ya no hace falta que continúes. Cualquier calificativo queda corto para describir Kailasa, su grandiosidad y detalle hacen que ningún templo del complejo pueda competir en belleza. Sólo un par de datos para alucinar: para hacer este templo se extrajeron 400.000 toneladas de roca y sus dimensiones son como dos veces el Partenón de Atenas, se dice pronto...
Para tener una perspectiva del conjunto, la mejor vista del templo es desde arriba, en la roca que justo queda en el lateral izquierdo. Desde allí uno puede intuir la dificultad de la obra, excavada con pico y pala por centenares de trabajadores, sin ningún margen de error. Milimétricamente pensada y milimétricamente ejecutada. Una vez se picaba la roca, no había marcha atrás ni posibilidad de modificación. No queremos ni pensar que debía pasar si a alguien se le ocurrió picar donde no tocaba.
Para tener una perspectiva del conjunto, la mejor vista del templo es desde arriba, en la roca que justo queda en el lateral izquierdo. Desde allí uno puede intuir la dificultad de la obra, excavada con pico y pala por centenares de trabajadores, sin ningún margen de error. Milimétricamente pensada y milimétricamente ejecutada. Una vez se picaba la roca, no había marcha atrás ni posibilidad de modificación. No queremos ni pensar que debía pasar si a alguien se le ocurrió picar donde no tocaba.
Además de su tamaño, el templo es lleno de esculturas detalladas, como los elefantes (uno de los símbolos del hinduismo), que parece que estén protegiéndolo en todo el perímetro. Andar por dentro de los patios del templo, rodeado de la roca tallada, es andar por siglos de historia. Parece que la roca hable por sí sola, pero en vez de oir la voz del dios Siva, se escuchan los pájaros que han hecho nidos debajo de las piedras. También hay murciélagos que viven en los lugares más oscuros del templo, hay centenares y es fácil encontrarlos: un olor fuerte los delata.
Vale la pena quedarse sentado para ver el ambiente místico del templo. Un montón de indios van llegando para dejar sus ofrendas a los altares, la mayoría van en familia. Este es un templo muy venerado y los peregrinos llegan de todo el país. Vienen a pasar el día, pasean, rezan en grupo, conversan y comen sentados en el suelo. Este es un buen lugar para observar y conocer algo más sobre su cultura y costumbres...
Nos cuesta irnos de Ellora. Hemos pasado horas y horas andando y descubriendo las salas y los rincones de cada cueva, y si no fuera porque uno de los monos que se encuentran diseminados por la zona nos dio un susto, todavía estaríamos admirando la grandiosidad de este lugar. ¿Hemos dicho que nos ha encantado?:)
Las cuevas de Ajanta
Las cuevas de Ajanta son más pequeñas pero más antiguas que las de Ellora y de hecho son consideradas como las primeras instituciones monásticas del país. En total son treinta cuevas budistas excavadas entre el siglo II a.C. y el siglo IV. que sirvieron de modelo y punto de partida para las de Ellora. Justamente el apogeo de estas últimas comportaron el declive de las de Ajanta hasta el punto de ser completamente abandonadas e incluso olvidadas. No fue hasta entrado el siglo XIX que los ingleses no las redescubrieron y volvieron a poner en el mapa. Todavía nos preguntamos como pudo estar durante tanto de tiempo abandonada una obra de esta envergadura...
Seguramente el hecho que nadie supiera de su existencia durante más de mil años contribuyó a que se hayan conservado tan bien hasta nuestros días. Algunas de ellas esconden pequeñas sorpresas, como las pinturas que las decoran y que son el verdadero valor artístico de Ajanta. Muchas de estas cuevas podrían considerarse auténticas capillas sixtinas de la época, con frescos pintados con todo lujo de detalles y que han mantenido sus vivos colores aun con el paso de los siglos.
Allá donde no hay pinturas son las esculturas las que toman el protagonismo. Budas en todas las posiciones imaginables: sentados, estirados, de pie... Y otras esculturas menos comunes como la rueda del dharma o la huella de Buda, el símbolo que se usaba para representarlo cuando todavía estaba mal visto darle una figura humana. Eso sí, para encontrarlas te tienes que tomar tu tiempo y ser muy observador.
Ya de vuelta, la ciudad de Aurangabad todavía nos tenía preparada una última sorpresa...
¿Te resulta familiar el edificio de la foto de debajo?
Si lo has confundido con el Taj Mahal, has caído "de narices" a pesar de que no ibas desencaminado. La ciudad de Aurangabad tiene su propio Taj Mahal, y de hecho Bibi Ka Maqbara es también conocido como el pequeño Taj Mahal o su hermano pobre. Es una réplica casi exacta del reconocidísimo monumento de Agra y de lejos realmente puede traer la confusión. Cuando te acercas y lo ves de cerca es cuando te das cuenta que las dimensiones y los materiales constructivos no son los mismos. Aún así, ¿a que da "el pego"?
Información práctica:
Cómo llegar:
La ciudad más cercana a las cuevas de Ellora y Ajanta es Aurangabad. La ciudad dispone de aeropuerto y está muy bien comunicada en bus y tren. Nosotros llegamos con esta última opción desde Mumbai: el trayecto dura 7,5h y el billete en 3a clase vale 800 rupias (vale la pena reservar el billete unos días antes para asegurarse asiento, nosotros lo hicimos a través del hotel).
Las cuevas de Ellora están a 30 km de Aurangabad. Nosotros contratamos un tuk tuk para todo el día y hacer ruta. Además de las cuevas hicimos parada en la fortificación de Daulatabad y de vuelta visitamos el "pequeño Taj Mahal" en la ciudad. En total fueron 8h y nos costó 600 Rp. La entrada a Ellora vale 250 Rs y la de Bibi Ka Maqbara 200 Rs.
Las cuevas de Ajanta están a 100 km de Aurangabad. Se puede ir en taxi o en bus, nosotros nos decidimos por el bus: 2,5 h de trayecto y 115 Rs por billete. El bus te deja en el cruce de la carretera, desde allí hay que atravesar el aparcamiento y la zona de tiendas para coger otro bus que te sube hasta las cuevas (15 min / 25 Rs cada trayecto). La entrada a las cuevas vale 250 Rs..
Alojamiento:
Nosotros en Aurangabad estuvimos alojado en el Hotel Sparkling Pearl. Buena calidad-precio pero bastante alejado del centro de la ciudad y con el condicionante de tener que coger un tuk tuk para todo. El personal era muy amable pero la habitación tenía un colchón y unas almohadas más duras que una piedra. Sólo dispone de wifi en la recepción y en el restaurante. La habitación doble con baño, a/c y desayuno incluído nos salió por 1070 Rs/noche.
De viajero a viajero:
Resérvate dos días enteros: uno para visitar las cuevas de Ellora y otro las de Ajanta. El día de Ellora, si te levantas temprano tendrás tiempo también de visitar Bibbi Ka Maqbara y Daulatabad (la ciudad de Aurangabad, aparte del "pequeño Taj" no presenta más atractivos al viajero). Preferentemente visita el primer día las cuevas de Ajanta y el segundo las de Ellora: irás de más antiguo a más reciente (alerta con los días de visita: Ajanta cierra los lunes y Ellora los martes). En Ellora guárdate para el final el templo Kailasa, si lo visitas primero después el resto de cuevas ya no te impresionarán.
Cambio de moneda en agosto de 2014: 1 € = 80 rupias (Rs)