miércoles, 7 de diciembre de 2016

Preparativos y ruta de un viaje a Tailandia con niños


Visitar el sudeste asiático era una de las cosas que teníamos pendientes durante los muchos años que habíamos estado viajando por el mundo en la época pre-familiar.

Después de informarnos sobre el país, sobre las condiciones sanitarias y de salud, pensamos que sería un viaje ideal para ir con nuestros hijos. Con 8, 5 y 5 años era un buen momento para que los niños empezaran a apreciar las diferencias culturales y disfrutasen de estar a un lugar exótico.

La primera decisión fue la de la compra de los billetes de avión, ya que viajando 5 personas es el gasto más importante del viaje. Después de hacer un seguimiento de precios, finalmente encontramos unos vuelos que encajaban perfectamente por fechas, horarios, conexiones y precio. Un vuelo de Swiss Air con una sola escala corta a Zúrich y con unos horarios que no nos hacían madrugar, factores importantes cuando viajas con niños. Los billetes los compramos el mes de diciembre de 2015 a un precio de 550 euros por persona.




Una vez comprados los vuelos intercontinentales llegó el clásico dilema: ¿improvisamos el viaje al 100% o planificamos la ruta y los alojamientos? A pesar de que nuestra experiencia viajera anterior de ser padres era siempre improvisada, en este caso lo tuvimos más claro desde el principio: era preferible planificar un poco. El motivo era doble. Primeramente porque algunos desplazamientos largos dentro del país son mucho más fáciles y cómodos de hacer en avión, y los vuelos internos de compañías Low Cost eran mucho más económicos comprados con antelación. En segundo lugar, viajando con niños en un país como Tailandia en una época del año muy calurosa, creemos esencial poder dormir siempre que pudiéramos en hoteles aptos para los niños, a poder ser con piscina y bien ubicados para evitar largos desplazamientos. Teniendo en cuenta que necesitábamos espacio para 5 personas, estos alojamientos reservados con antelación son fáciles de encontrar y relativamente económicos.

Muchas de las reservas las hicimos a través de booking.com o Agoda.com, que muchas veces te permiten la cancelación o los cambios de reserva hasta 48 horas antes sin cargos, y algunas reservas fueron simplemente por correo electrónico sin fianza ni tarjeta de crédito. Así, todavía teníamos cierto margen de maniobra, pero con unas reservas garantizadas. Habíamos acabado planificando la ruta con el alojamiento reservado y dos vuelos internos comprados: quieres con AirAsia de Chiang Mai a Surat Thani (45 euros por persona) y vuelos con AirAsia de surat Thani en Bangkok (19 euros por persona).


La ruta planificada fue la siguiente:


14/8/15 – Bangkok
15/8/16 – Bangkok
16/8/16 – Bangkok
17/8/16 – Bangkok
18/8/16 – Ayutthaya
19/8/16 – Sukhothai
20/8/16 – Sukhothai
21/8/16 – Chiang Mai
22/8/16 – Chiang Mai
23/8/16 – Chiang Mai
24/8/16 – Chiang Mai
25/8/16 – Koh Samui
26/8/16 – Koh Samui
27/8/16 – Koh Samui
28/8/16 – Koh Phangan
29/8/16 – Koh Phangan
30/8/16 – Bangkok
31/8/16 – Bangkok



Uno de los temas más importantes para nosotros era la salud. Informados ya previamente de qué zonas de Tailandia requerían de profilaxis de malaria, cosa que queríamos evitar a los niños, hicimos una visita justo antes del viaje a Sanidad Exterior para confirmar las zonas de riesgo de paludismo y dengue y para vacunar a los niños de Fiebre tifoidea. Esta era la única vacuna que, aparte de las que se incluyen al calendario de vacunación de los niños, nos recomendaron poner. El tipo de vacunas necesarias y las zonas de riesgo de malaria, dengue, zika, etc. son muy variables, por lo que hay que informarse en los centros de medicina internacional adecuadamente.

También relacionado con el tema de la salud hay que tener en cuenta las posibles alergias alimentarias de los niños (y de los padres). En Tailandia se cocina con productos que quizás los niños no han probado nunca y que, por lo tanto, pueden ser alérgicos para ellos sin que lo sepamos. Por eso, antes del viaje fuimos un par a veces a comer a un restaurante tailandés en Barcelona donde intentamos probar de todo. La leche de coco y los anacardos, por ejemplo, son productos muy utilizados en la cocina tailandesa y que aquí son poco habituales.

La confección del botiquín fue el que nos llevó más tiempo (y dinero). Viajando con tres niños en un país como Tailandia vale más ser prevenido, a pesar de que por lo que leímos la sanidad en el país no es mala (sobre todo para los occidentales con seguro médico). Preferíamos no tener que comprobarlo. Básicamente queríamos tener recursos por si había diarreas, anginas, otitis,... los que tengáis hijos ya sois expertos en estos temas. Y también medicamentos básicos para adultos y niños: ibuprofenos, paracetamoles, antibióticos, antidiarreics, tiritas, desinfectante de heridas, gasas, repelente de mosquitos,... ¡un auténtico arsenal médico!

Obviamente, antes del viaje hay que tener toda la documentación al día (pasaportes con vigencia, etc.). Nosotros solo llevamos los pasaportes y el permiso de conducción internacional, que me saqué por si algún día queríamos alquilar un coche. No llevamos ni DNI ni libro de familia, a pesar de que teníamos toda la documentación escaneada y colgada al Dropbox por si hacía falta.

Finalmente, y ya como detalles prácticos previos al viaje, había un tema logístico muy importante: qué equipaje llevar donde cupiera la ropa y los extras necesarios de cinco personas, pero que sólo lo tuviéramos que cargar dos personas. La solución, una maleta grande de 90 litros, una maleta mediana de 60 litros y dos mochilas pequeñas para el día a día y para subir al avión como equipaje de mano. En este espacio limitado, para que pudiéramos movernos con facilidad y sin muchos problemas, teníamos que poner todo lo necesario. La opción elegida fue perfecta por nosotros, no echamos de menos nada e incluso después vimos que habríamos podido dejar algo más en Barcelona.



Joël también ha escrito:
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Joël y Maria son unos apasionados de los viajes. Ya hace muchos años que viajan, antes de ser padres recorrieron buena parte del mundo con su mochila con poco más que los billetes de avión de ida y vuelta. Con tres niños pequeños, no han querido dejar de viajar para continuar disfrutando otras culturas, de paisajes de sueño y para transmitir a sus hijos su pasión. Viajar es una de las mejores maneras de contribuir a la educación de los niños. Nos explican su viaje con tres niños pequeños en Tailandia. Joël y Maria son nuestros invitados del mes de diciembre y temporalmente les hemos cedido el blog para que nos expliquen su viaje. - Enric y Celia


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