martes, 13 de diciembre de 2016

Primeros días en Tailandia


Llegamos a Bangkok hacia las 10 de la mañana (hora tailandesa) y la primera sorpresa que nos encontramos fue que nuestras maletas no habían llegado con nosotros. El tiempo de conexión en Suiza era muy justo y el vuelo de Barcelona a Zurich había salido con 1 hora de retraso, aunque pudimos hacer la escala corriendo por todo el aeropuerto, las maletas no llegaron a tiempo. Por suerte, la gente de Swiss Air fue muy competente, nos tomaron los datos de nuestro alojamiento, nos indemnizaron con cerca de 200 euros por los gastos necesarios, y nos aseguraron que el día siguiente tendríamos el equipaje en nuestro apartamento. Así fue y quedó como una anécdota del viaje.

En el mismo aeropuerto cambiamos 100 euros por moneda tailandesa para tener suficiente por el taxi y gastos del primer día, ya que el tipo de cambio en el aeropuerto no es muy bueno y vale la pena ir a cambiar en alguna casa de cambio al centro de Bangkok. También allí mismo compramos una tarjeta SIM prepago que por 15 euros nos permitía tener Internet ilimitado al móvil durante las 3 semanas que estábamos. Muy recomendable, pues te permite no solo comunicarte con la familia sin necesidad de conexiones wi-fi, sino utilizar aplicaciones del teléfono que ayudan siempre en un viaje (Google Maps, Tripadvisor, Booking, etc.). Concretamente nosotros compramos la tarjeta Happy Tourist SIM de la compañía Dtac, pero hay otras compañías con ofertas similares.


En Bangkok habíamos reservado un apartamento a través de Airbnb en el barrio de Ding Daeng, cerca del metro y de un centro comercial muy grande (Central Plaza Grand Rama IX). Un apartamento con dos habitaciones y cocina y, lo más importante, piscina comunitaria, todo por unos 85€ la noche. Así, el primer día hicimos el primer contacto con la ciudad, fuimos a comprar bañadores para los niños (pues no teníamos maletas) y por la tarde nos quedamos en la piscina.


Bangkok es una ciudad muy grande, muy contaminada y con mucho tránsito. No es una ciudad que sea especialmente atractiva para los niños, pero se pueden hacer suficientes actividades para que toda la familia disfrute.

Los niños están mucho más pendientes y atentos a situaciones cotidianas que ellos ven diferentes. Desde la comida, el transporte público, la gente, las tiendas, todo es una sorpresa para ellos, así que finalmente te das cuenta que los pequeños detalles que para los adultos a veces son más insignificantes, a los niños pequeños son los que más les impresiona.


Durante los 3 días que estuvimos en Bangkok pudimos hacer algunas de las visitas imprescindibles que todas las guías recomiendan: el Gran Palacio, el Templo de Wat Pho, el Mercado de los Amuletos, Khaosan Road, Chinatown, en barco por los canales de Bangkok, visita a los centros comerciales más modernos, coger el Skytrain, etc. Siempre intentando poder tener ratos para estar en la piscina con los niños y buscando algunas actividades que pudieran ser de más interés para ellos. Por ejemplo, visitamos el Queen Saovabha Memorial Institute, donde hay una granja de serpientes donde cada día hacen demostraciones y explicaciones de los tipos de serpientes que se pueden encontrar en Tailandia y donde los niños (y los padres) pueden tocar algunas. Fueron 3 días de aclimatación al país.


Después de Bangkok empezábamos la ruta hacia el norte del país haciendo una primera parada en la ciudad de Ayutthaya. Esta pequeña ciudad, antigua capital del reino de Siam, es hoy Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y es una de las excursiones que a menudo se hacen desde Bangkok directamente. Para ir cogimos una furgoneta que realiza esta ruta diversas veces al día y que sale de la plaza del Victory Monument, uno de los hubs de buses de Bangkok. El trayecto nos costó unos 7€ a los cinco, teniendo en cuenta que los niños pagan la mitad, pero que las maletas también pagan por el espacio que ocupan.

En Ayutthaya nos alojamos en Tamarind Guesthouse, un pequeño hotel muy bien situado para ir a visitar los antiguos templos de la ciudad y que nos costó 38€ la noche. El mismo hotel nos gestionó el transporte para hacer las visitas aquella misma tarde a los templos que están diseminados por toda la ciudad, un tuk tuk que durante 3 horas nos iría llevando y esperando (12€). Mientras esperábamos que nos viniera a recoger en el hotel, aprovechamos para ir a comprar los billetes de autobús que el día siguiente nos llevaría a Sukhothai.



El trayecto de Ayutthaya a Sukhothai duró cerca de 6 horas, pero el autobús estaba bastante bien para soportar el trayecto, en total nos costó 35€ por los cinco. Sukhothai también es una ciudad histórica declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y conocida como la hermana pequeña de Angkor Wat, así que los niños les tocaba ración doble de templos. Por eso habíamos reservado otro hotel con piscina, el Foresto Sukhothai Guesthome, que estaba muy bien situado en la zona moderna de la ciudad y nos costaba 45€ por noche. La visita a los templos, que están a unos 15 km de la ciudad moderna, se puede hacer a pie, en bicicleta o con tuk tuk. Como que la zona histórica es muy grande y el calor apretaba, contratamos un tuk tuk en el mismo hotel para toda la mañana (18€). En unas 4 horas pudimos ver las áreas más importantes del complejo y así pudimos estar toda la tarde en la piscina y descansando.




Nuestra siguiente parada era Chiang Mai, al norte de Tailandia, y ya en una zona más selvática del país. Para llegar desde Sukhothai, habíamos comprado dos días antes unos billetes de autobús a¡en la misma estación. Este trayecto, de unas 6 horas también, se hizo más pesado a pesar de que supuestamente íbamos en un autobús de primera categoría, nos costó a los cinco unos 28€. Es en estos momentos donde los móviles, Ipads, tablets, hacen su servicio. Cada niño con un aparato mirando una película te da unos momentos de tranquilidad necesarios.


Chiang Mai es la ciudad que más nos gustó de las que visitamos. Aparte de ser una base para hacer todo tipo de excursiones y visitas, tiene aquel espíritu de ciudad de viajeros que te encuentras en muchos países. Muchos viajeros con mochila, extranjeros que han decidido dejar su vida a occidente y montarse un pequeño negocio en Tailandia, etc. Aquí estuvimos cuatro noches y nos alojamos en el Funky Monkey Guesthouse, un pequeño hotel muy sencillo pero muy bien situado en la ciudad y que nos costaba 30€ cada noche a los cinco. En la ciudad mismo hay visitas muy interesantes como los templos de What Phra Singh o el templo de What Phra Doi Suthep, que está situado en las afueras, también mercados nocturnos más que recomendables (sobre todo el Sunday night market).



En Chiang Mai hicimos la única excursión que habíamos reservado desde Barcelona, visitar el Elephant Nature Park, un centro de recuperación y rehabilitación de elefantes. Es muy típico en Tailandia hacer excursiones a algún campamento de elefantes, pero es muy recomendable no ser cómplice de la explotación de estos animales. A menudo hay espectáculos donde los elefantes pintan cuadros o juegan a fútbol, pero detrás estos shows hay años de maltrato animal. En el Elephant Nature Park, como alguno otro centro en la zona, se dedican precisamente a recuperar estos animales y a respetarlos como animales salvajes que son. La visita en el parque es muy instructiva y entretenida también para los niños, que pueden dar de comer y bañar los elefantes. La entrada es cara, nos costó a los cinco unos 220€ aproximadamente, pero es una visita que vale mucho la pena.



Joël también ha escrito:
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Joël y Maria son unos apasionados de los viajes. Ya hace muchos años que viajan, antes de ser padres recorrieron buena parte del mundo con su mochila con poco más que los billetes de avión de ida y vuelta. Con tres niños pequeños, no han querido dejar de viajar para continuar disfrutando otras culturas, de paisajes de sueño y para transmitir a sus hijos su pasión. Viajar es una de las mejores maneras de contribuir a la educación de los niños. Nos explican su viaje con tres niños pequeños en Tailandia. Joël y Maria son nuestros invitados del mes de diciembre y temporalmente les hemos cedido el blog para que nos expliquen su viaje. - Enric y Celia


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