jueves, 18 de julio de 2013

Saharauis, el pueblo refugiado en el desierto


Hoy es el último día del año, cogemos energía desayunando después de una ducha rápida con toallitas húmedas y con un cubo de agua en la habitación que sirve de lavabo. Decidimos que celebraremos el fin de año con una cena típica española.

Vamos al mercado para comprar los ingredientes, no hay mucha gente, hay tiendas de comida y muchas de enseres diversos y ropa. El hombre y la mujer saharauis llevan unos vestidos bastante vistosos y característicos: las mujeres se cubren con melfas, un trozo de ropa de 4 metros cosida y teñida en Mauritania que da un toque de color en el desierto. Se utilizan diferentes melfas en función de la edad, el clima y las circunstancias y celebraciones. Los hombres llevan un turbante “lizab” negro o morado y el darrán un vestido típico blanco o morado que se hace con casi siete metros de ropa con dos aperturas a los lados y un bolsillo a la altura del pecho que se adapta con un cinturón denominado “al-kshaat”; debajo llevan unos pantalones bombachos normalmente del mismo color.


home saharaui, hombre saharaui


Volviendo del mercado después de comer, por la tarde hacemos una visita a la maestra de la escuela infantil que nos acoge en su casa, invitándonos a té y a galletas. Nos enseña su álbum de boda y hablamos de la situación educativa en los campos. Con ella acordamos que haremos actividades con los niños el último día que estaremos en Auserd,ya quepuesto que los niños están de vacaciones.




La hospitalidad es una de las virtudes árabes que está presente en numerosas costumbres saharauis. La mujer tiene que cocinar siempre raciones de más, por si se presenta alguien sin avisar previamente. Es obligatoria la visita diaria a los vecinos y familiares cercanos, si estos están enfermos o necesitan ayuda. Las puertas de las casas siempre están abiertas y no hay llaves.

El té y su ritual es la ceremonia con que se recibe a un visitante o pariente y, a pesar de su carácter nómada, los utensilios del té nunca se abandonan, constituyen incluso la parte más apreciada del ajuar saharaui. Esta costumbre marca el ritmo de la vida social en el Sáhara y da la bienvenida a los invitados que entran a la haima sin prisa. La preparación del té constituye un ritual muy característico y por educación es imprescindible respetarlo hasta el final.


dones saharauis


Sólo entrar a la haima preparan todos los enseres para prepararlo: el carbón, la tetera, los vasos...etc. El té se pone tres veces en el fuego, con paciencia pasa de vaso en vaso, para coger el punto, la espuma, la dulzura y el calor correcto. Es té verde que lo mezclan con menta y a veces con leche. A Handy le encanta con leche y a menudo nos pregunta y lo prepara.
Se hacen tres rondas: la primera es amarga como la vida, la segunda dulce como el amor, y la tercera suave como la muerte.

A medida que pasan los días deducimos que el núcleo familiar está disperso y sujeto a las necesidades de la situación de conflicto. Los hombres están alistados en el ejército y permanecen fuera de sus haimes largos periodos de tiempos. Las mujeres viven solas con los hijos y nietos, velan por la familia y forman parte de la organización de los campamentos que están bajo la administración del RASD (República Árabe Saharauí Democrática). La unidad de la familia es uno de los pilares fundamentales del pueblo saharaui. Los jóvenes demuestran mucho respecto a los mayores, ya que que son los sabios, sus referentes que conservan las tradiciones y costumbres de su pueblo intactos.

Al atardecer nos metemos a la cocina y preparamos la cena para toda la familia: tres tortillas de patatas, pan con tomate y una ensalada de pepino con tomate. Llamamos a Naima y cuadramos agendas para comer un día, también hablamos con Santi de CEAS y nos dice que a al día siguiente van a las dunas de Ausserd, preguntamos a Handy y nos dice que nos llevará al lugar de partida de la excursión. Cenamos en familia, todo el mundo está encantado con nuestros platos y no sobra nada para las cabras. Nos trasladamos a la habitación con Ama, Álamo y Mausora y entre juegos, bromas y risas se hacen las 12 de la noche y celebramos las 12 campanadas de una forma muy curiosa y dulce, con trozos de galletas.




Comenzamos el año 2013 visitando las dunas de Ausserd con el grupo de españoles que hacen la estancia al campo del 27 de febrero. Nos acompañan Ama, Masoura, Basir y Handy, que conduce su viejo Land Rover. Primero vamos a poner gasolina, de una manera inusual, ya que el depósito está debajo del asiento del copiloto y se llena con garrafas llenas de combustible. Por lo que paga el Handy nos da la impresión que es muy barata la gasolina.

Iniciamos la marcha hacia Smara y a medio camino se pincha una rueda. Bajamos del coche, Handy pone el gato y al sacar el neumático, el gato se rompe y el coche cae sin rueda sobre la arena. Nadie se lo toma mal, pero nos miramos boquiabiertos, ya que que estamos en medio del desierto. Por suerte, al cabo de un rato pasa un 4x4 y unos chicos jóvenes que conocen a Handy nos ayudan a levantar el coche y poner la rueda de repuesto. Llegamos a Smara justo para saludar a Santi y subir al autobús que nos llevará a las dunas. En todo momento nos acompañan los militares del Frente Polisario en un 4x4 con unas metralletas. El ambiente al autocar es festivo, todo el mundo charla y comparte sus impresiones.


desert sahara, sahara


En poco rato llegamos a las dunas, vigilados por los militares en todo momento. La extensión de las dunas no es muy grande, el paisaje es bonito y sereno, la arena es muy fina y nuestros pies descalzos se hunden al andar. Todos nos comportamos como niños: andamos, jugamos, subimos, bajamos, hacemos una torre humana...por unos instantes volvemos a la niñez. Perdidos en las dunas en medio del desierto es un relax total.


dunasa sahara



A la hora de comer, la organización prepara unos pinxos de carne a la brasa, pan, queso en porciones, atún, mandarinas y manzanas. De repente, sacan un generador de una furgoneta y conectan dos altavoces con música árabe y la gente empieza a bailar. Aina y Yasmina se animan y se dejan llevar por el ritmo de la música haciendo un círculo con otros bailarines.

Ha sido un gran día en el desierto. Todos hemos disfrutado mucho, especialmente Basir, Ama y Mausora.


"Si cierras los ojos puedes ver lo que tú quieras"

Autor: Òscar González
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Viajar no es sólo ver iconos y monumentos, muchas veces la situación de la gente local es una buena razón para decidir visitar un lugar y tener una experiencia de la cual no volvemos indiferentes. Este es el caso del viaje que decidió hacer Òscar: visitar durante una semana un campo de refugiados en el Sáhara. Òscar es nuestro invitado del mes de julio y temporalmente le hemos cedido el blog para que nos explique su viaje. -- Enric y Celia


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