Después de vivir el "donga", una de las experiencias más brutales de nuestra vida, es hora de emprender nuestro camino. Han sido tan sólo tres días de convivencia pero han resultado tremendamente intensos. Marchamos del territorio surma con pena, somos conscientes que difícilmente volveremos a ver lo que hemos visto. Aunque volviéramos al mismo lugar, estamos seguros que en unos años ya no será lo que hoy todavía es. ¡Pero el viaje continúa!
Apenas iniciamos la segunda semana por el sur de Etiopía y todavía nos queda mucho por delante. Nuestro próximo destino es la tierra de los hamer, donde estableceremos otra vez nuestro campamento. Durante estos días tendremos también la oportunidad de visitar las viviendas con forma de elefante de los dorze, de navegar por el lago Chamo donde veremos algunos de los cocodrilos más grandes de África, de atravesar en canoa el río Omo para conocer los dassanech o bajar hasta el fondo del cráter de un volcán extinguido para observar como los borana extraen la sal del lago que se aloja en el interior. No será por vivencias...
Los hamer
La carta de presentación de esta etnia no puede ser más sugerente: la historia y el mito remiten a los hamer a un pasado glorioso en el cual sus ancestros escogieron su residencia en la cumbre de las montañas. Según la tradición oral, fueron ellos quienes encendieron el primer fuego.
A nivel estético, los hamer se caracterizan por sus peinados, pinturas corporales y complementos. Su combinación refleja el estatus social de cada individuo. Los peinados de los hombres de mayor estatus incluyen casquetes de barro y plumas. Las mujeres llevan el cabello impregnado de barro ocre, faldas de piel y collares. Éste último delata su estado civil: ornamentos de colores vistosos en el caso de las solteras y collar de metal para las casadas. Y un último detalle: si este collar lleva una protuberancia en su parte delantera, significa que se trata de la primera mujer... Y es que todavía no lo habíamos dicho: los hamer -y la mayoría de las tribus de la zona- ¡son polígamos!
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Los jóvenes hamer, al igual que sus vecinos karo, banna y bashada, tienen que someterse a la ceremonia de el "Ukuli Bula" -o salto del toro-, un ritual de ingreso a la sociedad adulta y la oportunidad de contraer matrimonio. Es una ceremonia que dura varias horas y que empieza a primera hora de la tarde, cuando los hombres se preparan pintándose cara y cuerpo con colores bien vivos. Allí donde van llevan su pequeño asiento de madera, que se les sirve también de almohada.
Una vez los hombres están ornamentados empiezan a producirse unas escenas muy crudas: las mujeres invitan a los hombres -reticentes- a fustigarlas con ramas finas, produciéndoles unas heridas en la espaldas que cicatrizarán dejando unas marcas considerables. Después de hacerlo, ellas muestran una satisfacción masoquista. Escenas que nos remueven el estómago y que se nos hacen dificil de entender, por mucho que nos expliquen que en su cultura este hecho es una muestra del aprecio que la mujer siente hacia los hombres de la familia.
Finalmente, ya al atardecer, la ceremonia tiene su punto culminante. Es el momento en el que el joven adolescente salta desnudo por encima de una hilera de vacas alienadas una junto a la otra. Familiares y amigos lo animan y lo celebran. Nosotros también, otra vez hemos sido afortunados de coincidir en nuestra estancia con un acontecimiento de esta importancia. Difícilmente olvidaremos nunca lo que hemos visto hoy. Otra gran experiencia que nos llevamos en la mochila.
De Etiopía también hemos escrito:
- El valle del Omo, memorias de un viaje a Etiopía
- Etiopía, las tribus del sur
- Rostros de Etiopía
- El donga, la lucha, el coraje y el honor de los surma
- El donga en acción
- Las tribus del sur de Etiopía, una diversidad única
- Etnias de Etiopía: los dorze y las casas de elefante
- Los cocodrilos del lago Chamo y la tribu de los borana
- Etnias de Etiopía: los arbore, un pueblo de pastores
- Etnias de Etiopía: los dassanech