martes, 4 de marzo de 2014

El desierto de Lut, una maravilla natural de Irán


¿Te imaginas un lugar en el mundo donde en verano se llegue a temperaturas de hasta 70ºC? Existe y se encuentra en Irán. El desierto de Lut es uno de los lugares más cálidos de nuestro planeta, un lugar inhóspito e inhabitable, pero a la vez lleno de magia y de imágenes increíbles que guardamos en el recuerdo de este viaje. En persa de llama Dash-e-Lut, que traducido significa "desierto del vacío".

Desde Teherán, hemos ido en un vuelo directo a Kermán, la ciudad que es la puerta de entrada al desierto de Lut -en el sudeste del país-, uno de los mayores alicientes de nuestro viaje en Irán por su paisaje lunar e irreal. Pasar de de la ciudad al desierto en un día es como cambiar de país: un cambio brusco de altitud y de temperatura en muy pocas horas pasando de 2000 a unos 200 metros de altitud. Afortunadamente, vamos en invierno y no pasaremos las penurias que algún viajeros han sufrido en época veraniega, que pueden llegar a ser casi mortales...




Hacemos el trayecto muy bien acompañados: con Amir -nuestro guía y conductor-, Samira -amiga de Amir y que nos acompaña en el mismo coche- y tres coches más con una pandilla de amigos que, de un día para el otro, han decidido añadirse añadirse a la expedición. Será un día inolvidable. Empezamos una de las aventuras más divertidas que hemos hecho nunca: ¡adentrarnos por el desierto en un todo-terreno!

Hay unos 180 km de distancia entre Kerman y el desierto de Lut, unas 4 horas para llegar a este lugar tan alejado de todo. Vamos siempre hacia un horizonte lleno de altísimas montañas peladas de vegetación que llegan hasta 5000 metros de altitud, un paisaje muy identificativo del camino de la Ruta de la Seda.

Tan sólo salir pasamos por una zona llena de tamarindos, árboles que necesitan muy poca agua y que tienen una apariencia casi de arbustos. Es la primera vez que los vemos, pero esta no será, ni mucho menos la única sorpresa del trayecto. La mejor llegaría poco después... Al cabo de una hora empezamos a notar un poco de frío, estamos subiendo en altura y llegamos al punto de más altitud del trayecto, el GPS que llevamos indica que estamos a 2600 metros. Apenas después nos adentramos en un túnel y al salir nos encontramos con una imagen insólita que nos hace abrir los ojos de par en par: ¡está todo nevado! Resulta que vamos a ver uno de los desiertos más cálidos del mundo y nos encontramos nieve. ¡Increíble! Después de descender, paramos en un pueblecito donde encontramos un ciprés enorme que -según dicen- tiene 400 años. Parece la atracción de todo el mundo que pasa por allí. Estamos realmente sorprendidos de la vegetación de este país, sobre todo de los contrastes tan impactantes que existen entre sus paisajes.


tamarindes




Por fin salimos de la carretera y nos adentramos en el desierto. Nos da la bienvenida una tierra llena de grietas cubierta por una capa muy fina de sal. Es aquí donde paramos todos los coches y los conductores sacan aire de los neumáticos para facilitar una mejor conducción; entramos un terreno más difícil y las ruedas no podrían aguantar los botes y el peso de los coches. Pronto la llanura será substituida por las típicas dunas de arena. ¡Ahora sí que empieza la aventura!


desert




Nuestro conductor se anima y empezamos a sortear las dunas a toda velocidad; una excitante carrera con los otros coches que nos hace subir la adrenalina y a la vez temer que bolquemos en alguna sacudida. Hay que decir que Amir es un crack de la conducción extrema y confiamos en él -o al menos queremos confiar- y nos lo pasamos a las mil maravillas.




Después de llegar alo alto de una gran duna, de repente se despliega a nuestros pies la estampa más típica de este desierto: los Kaluts, unas formaciones geológicas con formas extrañas hechas de roca arenisca y moldeadas por el paso del viento de miles de años que, desde la lejanía, nos ha recordado vagamente a algunas zonas del Gobi de Mongolia. Adentrarse en este paraje es como entrar a formar parte de una película de ciencia ficción. Paisajes que si nos hubieran dicho que pertenecían a la luna, nos lo hubiésemos creído. Andando por este lugar uno se da cuenta de su magnitud y de cuan pequeño es el hombre; los desiertos siempre impresionen... ¡Parece increíble que existan lugares así!


desert de Lut


desert de Lut


Consternados por el paisaje que nos rodeaba, alucinamos todavía más cuando Amir y sus amigos sacaron una gran alfombra del coche y la extendieron en medio del desierto; de repente, todo tipo de comida y bebida apareció de todas partes. La hospitalidad iraní hizo acto de presencia en su máxima expresión, hasta el punto que acabamos con la barriga llenísima. Ahora nos damos cuenta de la gran suerte de poder vivir el momento que estuvimos viviendo; en aquel momento nos hicieron sentir como uno más, son gente encantadora con quienes es muy fácil tener una conversación sobre cualquier tema y nos damos cuenta que, no hay ningún tema tabú, hablamos de todo sin ningún tipo de miedo.




Si hubiéramos imaginado una experiencia en este lugar no hubiera sido mejor que ésta: en el corazón del desierto, rodeados de kaluts, jugamos a voleibol y a fútbol cada cual como podía o sabía. Las chicas tuvimos un momento glorioso cuando nos dijeron: "Aquí nadie os ve, quitaros el pañuelo de la cabeza", y así fue: yo me lo saqué sin pensarlo dos veces. Fue como una liberación justo empezar el viaje, un detalle que nos ayudó a entender que en este país una cosa es la apariencia que hay que mantener de puertas afuera y otra muy diferente es la realidad en la intimidad de las casas (o en medio del desierto) entre amigos y familia.

Lejos de la ciudad, entre amigos, un fuego en medio del desierto nos acerca algo más a esta cultura y nos sentimos afortunados de poder escuchar cómo cantan sus canciones tradicionales, invitándonos a que bailemos como ellos. Un pueblo generoso y abierto que nos ha encantado conocer. La primera de las muchas experiencias que nos deparará nuestro viaje por Irán...





Información útil

Cómo llegar:

A Kerman hemos llegado en un vuelo de Mahan Air desde Teherán. Los vuelos no se pueden comprar directamente en la web (por motivo del embargo económico del país, sólo se aceptan tarjetas de crédito del país), hay que comprar el billete a través de una agencia de viajes. El coste del vuelo al cambio es de 35 € + comisión de la agencia. Desde la capital se puede llegar a Kermán en tren o en autobús pero por la larga duración del trayecto (entre 22 y 24 h) y considerando el precio del avión, lo desaconsejamos.

La excursión al desierto lo hemos hecho con Amir Moghaddam. Sus datos de contacto son: amir.research@yahoo.com o bien +98-913-1982482. Realmente vale la pena: buen conductor, buen coche 4x4, buen inglés y un excelente conocedor del desierto de Lut. En total fue una jornada de 15 horas en la que nos incluyó desayuno y comida.

Alojamiento: 

Akhavan Hotel. Hotel de 3 estrellas gestionado por dos hermanos de lo más amables. Nos han ayudado a conseguir transporte y visitas, consiguiéndonos precios inmejorables: la habitación doble con baño, Wi-fi y media pensión sale por 35 €/noche, con el transfer desde el aeropuerto incluído. Hay alojamiento más barato (de hecho este es el precio más caro que hemos pagado en todo Irán) pero por el valor añadido que supone la ayuda del personal, vale la pena pagarlo. Los datos de contacto son: akhavanhotel@yahoo.com y +98-341-2441411.


De viajero a viajero: 

Es muy importante contratar un 4x4 para visitar el desierto de Lut. Los taxistas también se ofrecen al viajero pero en este caso los kaluts sólo se pueden ver desde la carretera, con un coche normal no es posible entrar. No hay color: si no te adentras en el desierto, la experiencia no es la misma.

Camino del desierto es posible visitar también Mahan, donde encontramos el mausoleo del poeta sufí Aramgah-e Shah Ne'matollah Vali -del que destacamos su preciosa cúpula- y los jardines de Bagh-e Shahzde.

También aconsejamos, en el caso de ir cuando hace buen tiempo, dormir en el desierto en tienda de campaña (contratar 1,5 días con el conductor). En nuestro caso, al ser invierno no pudimos hacerlo pero sin ningún tipo de duda que lo hubiéramos hecho si hubiera sido otra época del año. Conocemos a otros viajeros que lo hicieron y aseguran que la experiencia de dormir bajo las estrellas es increíble. Puedes encontrar más información sobre esta opción en los blogs: El Rincón de Sele y Chavetas.

Si quieres visitar con guía Kermán o cercanías, podéis contactar con la Samira Tajedini (stajedini@gmail.com). Nosotros la conocimos en la excursión al desierto, a pesar de que no la llegamos a contratar para la visita de la ciudad.



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