Y así habló Zaratrusta... en Irán ~ Quaderns de bitàcola

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Viajar al Oriente Medio es ir a la cuna de las civilizaciones y también al origen de las religiones. Aquí nacieron tres de las religiones más seguidas actualmente: judíos, cristianos y musulmanes tienen en esta zona del mundo sus lugares sagrados. Quizás éstas son las más conocidas, pero no las únicas... Irán tiene fuertes vínculos con una de las creencias más antiguas pero también más desconocidas: el zoroastrismo.

Así habló Zaratustra...

¿Te suena la palabra Zaratustra? Puede ser que el título del libro te sea familiar... Así se titula la obra maestra de Nietzsche y también el poema sinfónico de Richard Strauss y que se hizo famosa por el gran público cuando Stanley Kubrick la incorporó a la banda sonora de la película "2001: una odisea del espacio". Efectivamente el zoroastrismo y Zaratustra tienen relación, y es que Zaratustra (o Zoroastra) fue el profeta y fundador de esta religión.

El Zoroastrismo (o mazdaismo) fue la religión de los antiguos persas hasta que llegó el Islam con la conquista árabe. A pesar de que su origen exacto se desconoce, la teoría más creíble es que se inició entre los años 1000 - 1500 aC, cerca del actual Lago Urimiyeh o más al norte, en Asia Central. La prueba de que esta religión existe desde tiempos muy lejanos es la denominada Avesta, una recopilación de poemas considerados las escrituras sagradas de este dogma, de la misma importancia que la Biblia lo es para los cristianos, el Corán para los musulmanes y la Tora para los judíos.

¿Y qué es el Zoroastrismo? En primer lugar, fue una de las primeras religiones que existió que veneraba un único dios omnipotente, denominado Ahura Mazda, el cual nunca ha sido representado por ninguna figura o imagen, pero sí por uno de los elementos primarios que existen desde que el hombre tiene uso de razón: el fuego. Dice la leyenda que este profeta pidió a sus seguidores que rezaran en dirección a la luz, y como que la única luz que controlaban antiguamente era el fuego, se crearon "templos del fuego" para mantener la llama quemando eternamente.

Actualmente el zoroastrismo tiene unos tres millones de seguidores, separados en dos ramas, la iraní y la parsi. Estos últimos trajeron y mantienen la creencia a la lejana India, son también los más numerosos. Por sus orígenes, los principales lugares sagrados se sitúan en Irán, y en concreto en la ciudad de Yazd y sus cercanías es donde se puede encontrar una mayor concentración. Su visita, a pesar de que no sea espectacular, es imprescindible para entender mejor la cultura de la antigua Persia y conocer aquello que se ha mantenido vivo de ésta hasta nuestros días.

El Templo del Fuego de Yazd

La Ateshkadeh o Casa del Fuego de Yazd es el templo más importante de los zoroastras. Contiene la llama original que trajo Zoroastra de su ruta de peregrinación desde el actual Irak y es el fuego más sagrado. La llama que aquí quema se encendió el año 470 d.C y desde entonces se ha mantenido encendido como máxima expresión de esta religión. Desde el 1940 se guarda en este edificio rodeado por un bonito jardín.

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Aunque no hay excesiva gente creyente visitando el templo, sí notamos cómo las mujeres zoroastras visten diferente a las otras que hemos visto hasta ahora. Se pueden reconocer porque en la cabeza llevan pañuelos de colores donde predomina el blanco, crema o rojo (nunca llevan chador). La famosa llama que encontramos dentro está mantenida noche y día por alguien (suponemos que deben de ser dos personas) que con mucha pulcritud -llevan bata blanca y guantes- se dedican a poner leña y sacar las cenizas de vez en cuando. Viendo esta escena, uno se da cuenta de la importancia de la eternidad de este fuego. La sala donde se encuentra está protegida y cerrada para los visitantes, sólo los vigilantes del fuego tienen acceso. Seria cuestión de plantearse qué pasaría si alguien sin querer apagara la llama... ¿Lo encenderían de nuevo?

Las torres del silencio

En las afueras de Yazd también se encuentran las "Torres del silencio", denominadas en farsi "Dakhmed" que significa "cementerio". Son unas torres de planta circulares construidas con barro y piedras, donde antiguamente y según un ritual zoroastra, se dejaban los cadáveres para que los buitres se encargaran de sacar la carne del cuerpo -una ceremonia muy parecida al entierro celestial que practican los tibetanos-. Más tarde, los huesos que quedaban se echaban a un pozo que había dentro y se cubrían de cal para evitar enfermedades infecciosas. Hoy en día ya no se utilizan, pero todavía se pueden ver estas construcciones medio destruidas testigo del pasado. A sus pies sobreviven también al paso del tiempos otros edificios de adobe. Algo más lejos está el cementerio moderno donde se entierran actualmente a los zoroastras.

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Subimos a lo alto de las torres donde antiguamente se debían encontrar buitres. Actualmente no queda ningún rastro, como tampoco se ve ningún tipo de restos humanos. Lo cierto es que imaginar que allí dentro habían huesos humanos da un poco de escalofrío, pero si uno se para a pensar, quizás es una de las mejores maneras en que el hombre puede volver a formar parte de la humanidad.

Chak Chak

Cerca de la ciudad de Ardakan (provincia de Yadz) y ensartado en una montaña escarpada se encuentra Chak Chak, el otro santuario más sagrado del zoroastrismo. Es un lugar de peregrinación y cada año, durante el mas junio, miles de seguidores llegan de todo el Irán, el India y de todo el mundo.

Una carretera sinuosa en medio del desierto nos trae a los pies del santuario. Para llegar tenemos que subir unas escaleras muy empinadas y de camino vemos varios pabellones construidos para dar cabida a los peregrinos. Están hechos de cemento, y en nuestra opinión la construcción es como un parche hecho con muy poco gusto y nada armónico con el medio; una obra insulsa que le resta misticismo al lugar.

Después de un buen ejercicio de piernas, llegamos a la entrada, una gruta custodiada por dos grandes puertas de bronce. Finalmente vemos el famoso fuego del que tanto hemos oido hablar. Son tres llamas dentro de unos recipientes metálicos en forma de tridente que se alimentan de aceite y que, con el paso del tiempo y debido de al humo que emanan, han ido oscureciendo las paredes de la cueva. También encontramos aquí la representación del único icono de esta religión: el famoso Faravahar, una figura alada que simboliza el espíritu guardián y que hemos encontrado en cada casa del fuego. Los templos zoroastras suelen ser humildes y exentos de decoración, pero nunca falta este símbolo.

Según la leyenda, Nikbanou, hija del último gobernandor persa preislámico, huyó temiendo la captura del ejército árabe invasor y rogó a Ahura Mazda que la protegiera de sus enemigos. En respuesta a sus plegarias, la montaña se abrió milagrosamente y la escondió de los invasores, ofreciéndole agua. A partir de esta historia se llamó Chak Chak este santuario, que significa "goteo" y lo cierto es que dentro siempre hay agua goteando. La leyenda dice que estas gotas son lágrimas de dolor que la montaña suelta en memoria de Nikbanou. Una bonita historia que despide nuestro paso por el Irán de esta antigua religión.

Información útil

Cómo llegar:

La Casa del Fuego y las Torres del Silencio se encuentran en la misma ciudad de Yazd y se llega con taxi. El trayecto desde la ciudad antigua al Templo del Fuego cuesta unos 30.000 R (0,70 €) y la entrada al templo vale 100.000 R. (1€). El trayecto para ir a las Torres del Silencio, algo más lejos, nos costó 70.000 R (1,5 €) con espera incluida.

Chak Chak está 50 km. al nordeste de Yazd. Es complicado llegar en transporte público, lo ideal se alquilar un taxi por un día y visitar también Kharanaq y Meybod. El precio fue de 800.000 R (20 €) por un total de 7h de excursión. El taxista lo conseguimos a través del hotel Oasis (625 2730, 0913151 6361; www.silkroadhotelgroup.com).

Alojamiento:

Fahadan Hotel, toda la información la tienes en el post de Yazd.

De viajero a viajero:

Al llegar a Chak Chak muchos coches o autobuses aparcan en el primer parking (el de más abajo). Decidle al conductor que os acerque lo máximo posible al santuario y que continúe hasta el final de la carretera, os ahorraréis 15 minutos de subida a pie. La entrada al santuario cuesta 30.000 R (0,70 €).

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