miércoles, 24 de julio de 2013

Un grito de esperanza, despedida en el Sáhara


Los días avanzan y seguimos visitando a familiares y amigos de la familia de Ama. Nos cuesta mucho orientarnos cuando salimos de la casa, si no nos acompañara alguien, seguro que tardaríamos mucho en orientarnos y llegar donde queremos...!


dones sahara


Todo el mundo es muy hospitalario y nos recibe con los brazos abiertos y con la tradicional ceremonia del té. De camino vamos haciendo fotografías y nos vamos encontrando con niños y niñas que nos saludan en español con diferentes acentos en función de la región donde han hecho las colonias de verano. Vemos un grupo muy grande de niños y Aina y Yasmina en medio de la calle organizan juegos y todos participan activamente.


nens sahara


También tenemos la oportunidad de ir a una boda donde Álamo, la hermana de Ama, está invitada. Celebramos parte del enlace con las amigas de la novia. Muchas mujeres vestidas con melfas muy elegantes se reúnen, bailan, charlan y beben leche de camella. No vemos a la novia puesto que se encuentra mal y está descansando, pero tenemos la oportunidad de beber leche de camella y participar en la fiesta.


roba penjada


La comunicación entre provincias (wilayas) se hace por pistas y caminos de arena. Sólo existe una carretera entre la ciudad argelina de Tindouf y la recepción central de Rabouni y entre ésta y la provincia de Smara. Los municipios (daira) están separados por 3 o 4 kilómetros y agrupan una población de entre 5 y 7 mil habitantes divididos en cuatro barrios. En el centro se encuentra la construcción que alberga las actividades de la daira, el dispensario, la escuela regional y la escuela infantil. En los campamentos hay dos hospitales generales, dos escuelas de internados, una escuela de mujeres y un complejo avícola-agrícola.

Empezamos la recta final del viaje y nos reencontramos con Naima. A pesar de que ella está en Smara la visitaremos con Handy, Ama y Masoura en el campamento de Aaiun donde vive su tía. Lleva puesta una melfa que oculta su melena morena, pero continúa igual de divertida. ¡Nos ponen una mesa llena de comida típica con tanta cantidad que no nos lo acabamos!. Hemos estado muy a gusto con ella y para despedirnos nos ha preparado el tradicional té. Hemos acordado que el tercer encuentro lo haremos en Granollers donde vive con su hermana, que es médica. Nos acompaña al mercado, donde Azucena, Aina y Yasmina se compran menfas y después de una visita relámpago a la suegra de Handy y a la hermana de Hataba, volvemos a casa.




La población saharaui es de origen bereber y tradicionalmente se trasladaban con los rebaños buscando la lluvia. Hablan un dialecto llamado hassania, además del español que hablan todos los niños y las personas mayores. Socialmente se dividen en tribus y su forma de vida normalmente es el nomadismo pastoral. La mayoría son de religión musulmana.


carrers sahara


La actividad económica en los campos de refugiados es muy escasa, predominando la ganadería nómada y cada vez más, desarrollando el comercio interno. Los refugiados saharauis dependen completamente de la ayuda internacional y de la solidaridad de los pueblos. Una vez al mes se da a cada familia una cantidad determinada de alimentos básicos: aceite, lentejas, arroz, azúcar... y gas para el consumo diario. La cantidad a recibir por cada familia está en función del número de miembros de la unidad, de las edades, el estado de salud y de las existencias. Los alimentos recibidos son insuficientes, produciendo déficit alimentario que provoca diferentes tipos de enfermedades como avitaminosi y anemias, entre otros.

A pesar de que los hermanos y sobrinos de Ama no celebran la fiesta de los Reyes Magos de Oriente, nos inventamos la historia que como nosotros estamos en el Sáhara ellos que son poderosos y tienen poderes mágicos nos visitarán y nos dejarán regalos un día antes que al resto del planeta. ¡Dicho y hecho! El día 5 de enero, cuando nos quitamos todos los zapatos aparecen en forma de círculo y con regalos y dulces para todo el mundo. Ha sido una sorpresa que nadie esperaba.

Llega el último día en Ausserd, por la mañana vamos a la escuela primaria y nos hacemos con el control. Les entregamos todo el material educativo que hemos traído y seguidamente organizamos tres espacios para los niños. El primero es de juegos y canciones con Aina, el segundo de psicomotricidad con Yasmina y el tercero un espacio de juegos y rincones con Azucena. Yo me dedicaré a hacer fotos y a recorrer los diferentes espacios. La verdad es que ha sido una buena experiencia y me ha hecho reflexionar sobre muchos temas, como la comprensión de los niños, el poder del lenguaje, la comunicación, el lenguaje no verbal y la universalidad del juego.


escola sahara


Los saharauis han intentado dotar a su población de todos los medios posibles para que tengan una vida digna y han conseguido que todos los niños estén escolarizados obligatoriamente hasta los 16 años. Cada verano, miles de niños refugiados viajan a diferentes comunidades del estado español, donde son recibidos por familias de acogida durante las vacaciones escolares. Además de evitar las altas temperaturas del desierto, comparten estos meses con otros niños, reciben atención médica y perfeccionan el aprendizaje del español. Muchos adolescentes estudian secundaria y estudios universitarios acogidos por Cuba y Argelia.


nen saharaui


Por la tarde vamos al mercado con Hataba, hacemos unas compras y por la noche llega la hora de despedirnos de toda la familia, agradeciendo la hospitalidad y la calidez con la que nos han recibido. Estos días nos han cuidado mucho y hemos estado como en casa.




Pasamos por protocolo, donde después de hacer los trámites correspondientes, subimos a un 4x4 dejando atrás el desierto, del mismo modo que llegamos hace una semana. Por la noche, iluminados por la luna, se eleva nuestro avión hacia Argel, donde hacemos noche y al día siguiente por la mañana volamos hacia Barcelona, donde ponemos punto y final al viaje.

Nos quedamos con la calidez de la familia, el afecto, la hospitalidad, la generosidad, la humildad, las sonrisas de los niños, la luces de los ojos, la amabilidad de la gente, el cielo lleno de estrellas, la perserverancia, la lucha para volver a su país, el concepto del tiempo, con la segunda ronda del té dulce como el amor, los dátiles, los tonos cobrizos, anaranjados y cálidos del desierto...y con un deseo que gritamos a cuatro voces: que la próxima vez que veamos a los hijos de las nubes realicemos el viaje por mar.


senyera sahara


"Parla a qui comprengui les teves paraules"
"Háblale a quien comprenda tus palabras"
"Kalam men yafham leklam"

Proverbio saharaui


dibuix camps refugiats
Autor: Òscar González
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Viajar no es sólo ver iconos y monumentos, muchas veces la situación de la gente local es una buena razón para decidir visitar un lugar y tener una experiencia de la cual no volvemos indiferentes. Este es el caso del viaje que decidió hacer Òscar: visitar durante una semana un campo de refugiados en el Sáhara. Òscar es nuestro invitado del mes de julio y temporalmente le hemos cedido el blog para que nos explique su viaje. -- Enric y Celia



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jueves, 18 de julio de 2013

Saharauis, el pueblo refugiado en el desierto


Hoy es el último día del año, cogemos energía desayunando después de una ducha rápida con toallitas húmedas y con un cubo de agua en la habitación que sirve de lavabo. Decidimos que celebraremos el fin de año con una cena típica española.

Vamos al mercado para comprar los ingredientes, no hay mucha gente, hay tiendas de comida y muchas de enseres diversos y ropa. El hombre y la mujer saharauis llevan unos vestidos bastante vistosos y característicos: las mujeres se cubren con melfas, un trozo de ropa de 4 metros cosida y teñida en Mauritania que da un toque de color en el desierto. Se utilizan diferentes melfas en función de la edad, el clima y las circunstancias y celebraciones. Los hombres llevan un turbante “lizab” negro o morado y el darrán un vestido típico blanco o morado que se hace con casi siete metros de ropa con dos aperturas a los lados y un bolsillo a la altura del pecho que se adapta con un cinturón denominado “al-kshaat”; debajo llevan unos pantalones bombachos normalmente del mismo color.


home saharaui, hombre saharaui


Volviendo del mercado después de comer, por la tarde hacemos una visita a la maestra de la escuela infantil que nos acoge en su casa, invitándonos a té y a galletas. Nos enseña su álbum de boda y hablamos de la situación educativa en los campos. Con ella acordamos que haremos actividades con los niños el último día que estaremos en Auserd,ya quepuesto que los niños están de vacaciones.




La hospitalidad es una de las virtudes árabes que está presente en numerosas costumbres saharauis. La mujer tiene que cocinar siempre raciones de más, por si se presenta alguien sin avisar previamente. Es obligatoria la visita diaria a los vecinos y familiares cercanos, si estos están enfermos o necesitan ayuda. Las puertas de las casas siempre están abiertas y no hay llaves.

El té y su ritual es la ceremonia con que se recibe a un visitante o pariente y, a pesar de su carácter nómada, los utensilios del té nunca se abandonan, constituyen incluso la parte más apreciada del ajuar saharaui. Esta costumbre marca el ritmo de la vida social en el Sáhara y da la bienvenida a los invitados que entran a la haima sin prisa. La preparación del té constituye un ritual muy característico y por educación es imprescindible respetarlo hasta el final.


dones saharauis


Sólo entrar a la haima preparan todos los enseres para prepararlo: el carbón, la tetera, los vasos...etc. El té se pone tres veces en el fuego, con paciencia pasa de vaso en vaso, para coger el punto, la espuma, la dulzura y el calor correcto. Es té verde que lo mezclan con menta y a veces con leche. A Handy le encanta con leche y a menudo nos pregunta y lo prepara.
Se hacen tres rondas: la primera es amarga como la vida, la segunda dulce como el amor, y la tercera suave como la muerte.

A medida que pasan los días deducimos que el núcleo familiar está disperso y sujeto a las necesidades de la situación de conflicto. Los hombres están alistados en el ejército y permanecen fuera de sus haimes largos periodos de tiempos. Las mujeres viven solas con los hijos y nietos, velan por la familia y forman parte de la organización de los campamentos que están bajo la administración del RASD (República Árabe Saharauí Democrática). La unidad de la familia es uno de los pilares fundamentales del pueblo saharaui. Los jóvenes demuestran mucho respecto a los mayores, ya que que son los sabios, sus referentes que conservan las tradiciones y costumbres de su pueblo intactos.

Al atardecer nos metemos a la cocina y preparamos la cena para toda la familia: tres tortillas de patatas, pan con tomate y una ensalada de pepino con tomate. Llamamos a Naima y cuadramos agendas para comer un día, también hablamos con Santi de CEAS y nos dice que a al día siguiente van a las dunas de Ausserd, preguntamos a Handy y nos dice que nos llevará al lugar de partida de la excursión. Cenamos en familia, todo el mundo está encantado con nuestros platos y no sobra nada para las cabras. Nos trasladamos a la habitación con Ama, Álamo y Mausora y entre juegos, bromas y risas se hacen las 12 de la noche y celebramos las 12 campanadas de una forma muy curiosa y dulce, con trozos de galletas.




Comenzamos el año 2013 visitando las dunas de Ausserd con el grupo de españoles que hacen la estancia al campo del 27 de febrero. Nos acompañan Ama, Masoura, Basir y Handy, que conduce su viejo Land Rover. Primero vamos a poner gasolina, de una manera inusual, ya que el depósito está debajo del asiento del copiloto y se llena con garrafas llenas de combustible. Por lo que paga el Handy nos da la impresión que es muy barata la gasolina.

Iniciamos la marcha hacia Smara y a medio camino se pincha una rueda. Bajamos del coche, Handy pone el gato y al sacar el neumático, el gato se rompe y el coche cae sin rueda sobre la arena. Nadie se lo toma mal, pero nos miramos boquiabiertos, ya que que estamos en medio del desierto. Por suerte, al cabo de un rato pasa un 4x4 y unos chicos jóvenes que conocen a Handy nos ayudan a levantar el coche y poner la rueda de repuesto. Llegamos a Smara justo para saludar a Santi y subir al autobús que nos llevará a las dunas. En todo momento nos acompañan los militares del Frente Polisario en un 4x4 con unas metralletas. El ambiente al autocar es festivo, todo el mundo charla y comparte sus impresiones.


desert sahara, sahara


En poco rato llegamos a las dunas, vigilados por los militares en todo momento. La extensión de las dunas no es muy grande, el paisaje es bonito y sereno, la arena es muy fina y nuestros pies descalzos se hunden al andar. Todos nos comportamos como niños: andamos, jugamos, subimos, bajamos, hacemos una torre humana...por unos instantes volvemos a la niñez. Perdidos en las dunas en medio del desierto es un relax total.


dunasa sahara



A la hora de comer, la organización prepara unos pinxos de carne a la brasa, pan, queso en porciones, atún, mandarinas y manzanas. De repente, sacan un generador de una furgoneta y conectan dos altavoces con música árabe y la gente empieza a bailar. Aina y Yasmina se animan y se dejan llevar por el ritmo de la música haciendo un círculo con otros bailarines.

Ha sido un gran día en el desierto. Todos hemos disfrutado mucho, especialmente Basir, Ama y Mausora.


"Si cierras los ojos puedes ver lo que tú quieras"

Autor: Òscar González
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Viajar no es sólo ver iconos y monumentos, muchas veces la situación de la gente local es una buena razón para decidir visitar un lugar y tener una experiencia de la cual no volvemos indiferentes. Este es el caso del viaje que decidió hacer Òscar: visitar durante una semana un campo de refugiados en el Sáhara. Òscar es nuestro invitado del mes de julio y temporalmente le hemos cedido el blog para que nos explique su viaje. -- Enric y Celia


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jueves, 11 de julio de 2013

Llegada al campo de refugiados de Auserd, Sáhara


Este viaje se gestó tomando un café un domingo por la tarde en Sabadell. Yasmina nos comentó que quizás iba al desierto del Sáhara para fin de año a convivir con la familia de Ama, una niña saharaui que había estado de colonias de verano con Azucena, una amiga de Madrid. Yo rápidamente pregunté si me podía añadir al grupo. Yasmina me dijo que sí, que me iría informando. No fue hasta mediados de diciembre que volvió a salir el tema y vi que la cosa iba en serio. Hicimos todos los trámites deprisa y corriendo en una semana: preparamos casi 150 kilos de material escolar y ropa, Azucena en Madrid hizo los trámites para conseguir los visados en tiempo récord y compramos el vuelo el día 27 de diciembre para volar al día siguiente. Esta experiencia la compartimos Yasmina, la Azucena, Aina y yo, tres maestros y un bibliotecario.

Llega el día 28 de diciembre, nuestro vuelo de Barcelona con destino Argel sale con retraso, perdemos la conexión con Tindouf y la compañía Air Algerie nos paga una noche de hotel en la capital Argelina. Conocemos a Naima, una saharaui que vive en Granollers y que va al campamento de Smara a visitar a su familia. Nos explica muchas cosas y nosotros le hacemos mil y una preguntas. Hemos conectado mucho con ella y nos hemos reído mucho; tanto es así que nos invita a comer en su casa en uno de los campamentos




Después de la visita relámpago por las calles laberínticas de la alcazaba (casbah) de la ciudad de Argel, que son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1992, por la noche volvemos al aeropuerto y nuestro vuelo sale hacia Tindouf a la hora prevista. En el avión coincidimos con muchos españoles, entre ellos muchos representantes de las juventudes políticas de diferentes partidos, que vienen con la entidad CEAS (Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara) para pasar el fin de año en el campamento del 27 de febrero. Nos explican un poco el programa de actividades y nos llama la atención que un día visitan unas dunas. Santi, el coordinador, nos da su teléfono argelino y acordamos que lo trucaremos para ver si los podemos acompañar el día que visiten las dunas.


vol Algeria, vuelo Argelia


Aterrizamos en Tindouf, pasamos los controles aeroportuarios y, con la calma del pequeño aeropuerto militar, las maletas y cajas con medicamentos, ropa y todo tipo de material empiezan a desfilar por la cinta transportadora donde se amontonan hasta que son recogidas.

Salimos del aeropuerto y todo está organizado por el Frente Polisario, no tenemos que hacer nada. Nos preguntan a qué campamento vamos y subimos a dos 4x4 con las mochilas y todos los paquetes. En breve empieza una travesía de una hora por el desierto escoltados en todo momento por la policía. No sabemos muy bien donde nos llevan y no estamos muy tranquilos. El trayecto es duro, avanzamos por la garganta del desierto con baches constantes entre el polvo de la arena. Hace frío, por la noche se nota mucho la inversión térmica del desierto.

Nos preguntan el nombre de nuestra familia y después de pasar por un protocolo donde hacen los trámites correspondientes llegamos a casa de Ama que nos espera en la haima medio dormida, pero que nos da la bienvenida a las tres y media de la madrugada. Allí mismo, dentro de nuestro saco y con unas mantas por encima, nos estiramos en el suelo sobre unas almohadas grandes y caemos rendidos. ¡Por fin estamos en el Sáhara!

El calor y la luz nos despierta relativamente temprano a pesar de no haber dormido mucho. Todo el mundo está en marcha hace rato, escuchamos los niños como juegan y toda la familia entra y sale de la haima constantemente. Cuando nos levantamos todo el mundo está pendiente de nosotros y el desayuno ya está a punto: barra de pan, leche, mantequilla, mermelada, queso en porciones y un té verde muy azucarado, caliente y con espuma.




Salimos al exterior, el sol nos deslumbra. El cielo luce moratón intenso y sin nubes: la vida empieza lentamente. El color ocre y los tonos cálidos invaden nuestras retinas y estamos rodeados de arena por todas partes.


Sahara, desert sahara, desierto sahara


Poco a poco, vamos conociendo a toda la familia de Ama: Hataba, la madre y la matriarca del clan, las germanas Álamo, Mausora y Salma. El hermano Handy y su mujer Abdu y los sobrinos Mausora, Basir y Ama. El padre de familia Mohamed y los tres hermanos Lamli, Abderraman y Ali nos dicen que están en desierto (sin concretar mucho lo que hacen). Salma, la hermana grande de Ama, se ha quedado viuda recientemente, nos explican que el marido ha muerto en el desierto deshidratado. Como está embarazada, yo no la puedo ver y ni siquiera escuchar, puesto que soy hombre y no pertenezco a la familia. Por este motivo siempre estará en un extremo de la haima oculta detrás de una cortina.




Los campamentos de Refugiados Saharauis están situados en la hamada argelina en pleno desierto del Sáhara, lo que algunos denominan “el desierto del desierto”, un lugar inhóspito que aloja a más de 200.000 refugiados. Hay dos únicas estaciones al año: el invierno, donde son frecuentes las temperaturas bajo cero, y el verano, cuando es habitual que los termómetros lleguen a los 50-60 grados. Por la noche, desciende mucho la temperatura, incluso en verano. El viento de siroco (siroco) es otro elemento climático que dificulta todavía más la supervivencia en esta zona, puesto que trae tormentas de arena muy violentas y secas que paralizan cualquier tipo de actividad.




Las haimas utilizadas en los campamentos no son las tradicionales nómadas confeccionadas con pelo de camello o cabra, ya que habría sido imposible disponer en el éxodo de tal cantidad de ganado, son haimas de lona proporcionadas por organismos internacionales que presentan peores condiciones de aclimatación por el calor y el frío.

El interior de la haima es una explosión de colores llena de alfombras en el suelo y con las paredes recubiertas de ropa de color y dibujos geométricos que las mujeres de la familia cosen y tensan. Siempre entramos descalzos y en la puerta se amontonan los zapatos. Cada familia dispone de una haima más o menos grande que acaban configurando en conjunto un gran complejo inmenso y amorfo.




Delante de nuestra haima hay varias construcciones de adobe que construyen con una mezcla de arena, agua y paja para resistir las duras condiciones del desierto. Hay diferentes espacios: la cocina, la letrina y una habitación que la utilizan como sala de estar, comedor y por la noche como dormitorio. Las ventanas son pequeñas y están en la parte baja de la pared para facilitar la ventilación y la entrada de aire fresco. El campamento de Ausserd no tiene electricidad, una pequeña placa solar capta la energía solar que usan cuando se oscurece. En los campamentos no hay agua corriente ni red de alcantarillado, cada familia tiene un depósito en la calle que camiones cisternas llenan una vez por semana. El agua se extrae de unos pozos muy profundos y dosificada en cubos será la que utilizarán las familias en su día a día.


campo refugiados sahara


Tampoco disponen de instalación eléctrica, pero la mayoría de la población cuenta con pequeños generadores eléctricos alimentados por placas solares. El combustible para cocinar son bombonas de gas proporcionadas por el gobierno argelino.

Detrás de las construcciones de adobe, Handy, el hermano del Ama que vive permanentemente con la familia, tiene un pequeño taller de motores eléctricos de coches que anteriormente había sido una tienda de víveres.

A pocos metros de todo el conjunto de habitáculos de lona o adobe vemos cinco o seis cabras que están dentro de un cercado hecho con diferentes hierros y otros objetos reaprovechados. El desecho orgánico y la poca comida que sobra mezclado con cartón es la dieta básica de estos animales que proporcionan la leche que consume la familia. Handy también nos enseña orgulloso un pequeño huerto donde han plantado calabazas, calabacines, tomates, otras verduras y hortalizas.




Handy nos lleva en su Land Rover al mercado donde compramos los víveres básicos que formarán parte de la dieta estos días: leche, agua, patatas, cebollas, mandarinas, plátanos, botes de garbanzos, lentejas, queso en porciones, dulces, galletas, agua embotellada y un poco todo lo que encontramos. La gente nos mira, nos dice cosas y sonríen. No están muy acostumbrados a ver forasteros. La nutrición saharaui se compone de alimentos muy básicos: principalmente carne, arroz, leche de cabra, el cuscús, una especie de harina llamada “la assida”, pan y dátiles. En el mercado encontramos más productos, pero para ellos algunos son bastante caros. A lo largo de toda la semana compartiremos todas las comidas con la familia que, de manera generosa y sin pedir nada a cambio nos acogerá como parte de su cotidianidad compartiendo todo lo que tienen.




Después de comer vamos a visitar a Nouna, una amiga de Ama que también había pasado algunos veranos en Madrid. Rápidamente sacan todos los enseres y nos invitan a un té. La abuela nos enseña un pequeño huerto y pasamos la tarde charlando. Hacia las siete de la tarde empieza a hacerse oscuro y volvemos hacia la casa. Nos trasladamos a la habitación de adobe, donde también dormiremos en el suelo en colchones de espuma que durante el día se utilizan como sofá. Ama y Masoura piden permiso a su madre y duermen con nosotros. En la haima dormirá el resto de la familia.

Es negra noche y un cielo iluminado con una luna llena brillante nos hipnotiza. Esta gran cúpula de estrellas y luces en la oscuridad será un escenario que nos acompañará todas las noches.





"Ojos que se orientan en la arena.
Ojos que mueven el pincel.
Ojos que llenan de luz el desierto.
La mirada se pierde en la inmensidad del desierto.
La mirada perdida hacia un final."


dibuix sahara, dibujo campo refugiados
Autor: Òscar González

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Viajar no es sólo ver iconos y monumentos, muchas veces la situación de la gente local es una buena razón para decidir visitar un lugar y tener una experiencia de la cual no volvemos indiferentes. Este es el caso del viaje que decidió hacer Óscar: visitar durante una semana un campo de refugiados en el Sáhara. Óscar es nuestro invitado del mes de julio y temporalmente le hemos cedido el blog para que nos explique su viaje. -- Enric y Celia


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sábado, 6 de julio de 2013

Autor invitado del mes de julio: Òscar, ¡viajero anywhere!

Campamentos de refugiados del Sáhara

He celebrado entre amigos la última noche de los últimos años en diferentes ciudades: Viena, Berlín, Alguer y Nueva York, entre otros. Este año ha sido diferente, hemos recibido el 2013 a uno de los cinco campos de refugiados saharauis de Tindouf en tierras argelinas, conviviendo una semana con la familia saharaui de Amma en el barrio 4 de la daira (municipio) de Bir Ganduz de la wilaya (provincia) de Auserd.

Hemos sido alejados completamente del mundo competitivo e hiperaccelerat en el que vivimos, del consumismo que marca nuestro día a día, de la angustia y del estrés.

Ha sido una experiencia muy positiva y dura a la vez compartiendo segundo a segundo el sentimiento de añoranza de un pueblo que hace casi cuarenta años que vive olvidado en medio de la nada, atrapado en la aridez física y conceptual de uno de los desiertos más estériles y pobres del planeta; sufriendo la escasez de recursos básicos y sobreviviendo gracias a la ayuda humanitaria internacional; contemplando con estoicismo, sin perder la esperanza y la dignidad, como el mundo ignora su derecho legítimo a una vida próspera en su tierra, junto al mar.

Esta es la realidad de los saharauis, un pueblo al exilio que año tras año espera desmontar definitivamente las haimas del desierto argelino y volver a su país, a su verdadero hogar.

Yasmina, Azucena, Aina y Òscar en ruta, camíno  a los campos de refugiados

Este pequeño fragmento del libro “Espejos: Una historia casi universal” del poeta uruguayo Eduardo Galeano resume muy bien la situación de este pueblo de ojos brillantes:

"El año 1975, el rey del Marruecos invadió la patria saharaui y expulsó a la mayoría de la población. El Sáhara Occidental es, ahora, la última colonia de África. Marruecos le niega el derecho de elegir su destino, y así confiesa que ha robado un país y que no tiene la menor intención de volverlo.
Los saharauis, los hijos de las nubes, los perseguidores de la lluvia, están condenados a pena de angustia perpetua y de perpetua nostalgia. Las Naciones Unidas les han dado la razón, mil y una veces, pero la independencia es más esquiva que el agua en el desierto ".


Yo, me, myself anywhere

Soy zurdo. 42 de pie. 180 centímetros de altura. Más de 70 kilos. Más de 35 años. Menos de 40 años. 5 dedos en cada mano. 5 dedos en cada pie. 1,75 dioptrías en cada ojo. Puntual. Perfeccionista. Impulsivo. Hice COU. 5 años en la UB repartidos en 2 carreras. 15 años trabajando en la misma empresa. Me gusta cocinar. Me gusta el té. He paseado solo. He llorado solo. He reído solo. He ido al cine solo. He ido al teatro solo. He ido a un concierto solo. He hecho más de 25 millones de pasos desde mi nacimiento. He pronunciado más de 40 millones de palabras en muchos idiomas. He dormido más de 100.000 horas. He tenido más de 30.000 sueños. He viajado solo. He viajado en grupo. Quiero viajar más. Mi mochila oscila entre 12 y 17 kilos. He subido casi a 300 aviones. He recorrido muchos kilómetros. Más de 15.000 fotografías hechas. Tengo una cámara Ricoh. Tengo dos cámaras Olympus Pen, una de carrete y la otra digital. Tengo un ordenador de sobremesa, un portátil, una tablet y un smartphone. He enviado más de 100.000 correos electrónicos. Tengo un blog. Tengo facebook. Tengo una cuenta de Hotmail. Tengo una cuenta de Gmail. He viajado a 4 continentes. El continente que más me gusta es Asia. África negra es la gran desconocida. América Latina es monótona. El islam me llama. Y love New York. Creo que en otra vida he vivido en un país budista. He viajado cuatro veces a Marruecos. Dos veces a Turquía. Dos veces a la India. Viajando soy comprador compulsivo de especias. He comido en Praga por menos de 1 euro. He dormido en India por 2 euros. Una sonrisa no cuesta nada y da mucho. Para mí 1 + 1 nunca son dos. No tengo tiempo que perder. Tengo ganas de tener más ganas de leer. No he escrito todavía el libro que quiera publicar. No he publicado todavía el libro que quiera leer. La vida sin música no tiene sentido, la música sin vida tampoco. Quiero escribir más y mejor de lo que escribo. Quiero dibujar más y mejor de lo que dibujo. He dado más de 1 millón de gracias en muchos idiomas (la mayoría dadas en persona y de todo corazón). Me gusta vivir a mi manera. Me gusta viajar a mi manera. Soy viajero anywhere.

Yo, me, myself anywhere

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