miércoles, 16 de abril de 2014

Meymand, el pueblo troglodita de Irán


Por todo Irán hemos visto construcciones de todo tipo: ciudadelas de adobe de la antigua Ruta de la Seda, caravanserais, bazares, torres del viento, mezquitas... Pero hay una que nos llamó especialmente la atención: las cuevas reconvertidas en viviendas de Meymand. A Meymand lo denominan el pueblo "troglodita", por sus curiosos habitáculos que datan de más de 10.000 años. Son unas cuevas naturales excavadas en la roca pura de la montaña. Allí la gente vive de manera relajada en medio de la naturaleza, con un riachuelo que les proporciona agua y con pocas comodidades, tal y como vivían sus antepasados desde hace generaciones.


pueblo troglodita, Iran


Tan sólo llegar a este pequeño pueblo tenemos la sensación de viajar al pasado, a una manera de vivir pausada que poco tiene que ver con las prisas que tenemos en nuestro día a día. Hace frío y la poca gente que encontramos en la calle es mayor, no es lugar para jóvenes, que preferieren más las comodidades de la ciudad. Unas ancianas venden plantas medicinales que recogen ellas mismas por la zona y que sirven para curar todos los males del cuerpo, otros venden también cestas hechas a mano, todo casero y artesanal. Es un lugar auténtico, donde no se encuentran souvenirs ni cosas por el estilo. Parece que hemos ido a parar a un lugar muy singular, y lo corroboramos porque nos explican que aquí la gente habla un farsi (idioma del país) muy antiguo que los de la capital, Teherán, no entienden. Nosotros intentamos comunicarnos en inglés con algún habitante que se encuentra haciendo trabajos del campo, pero no hay manera, aquí no lo hablan.


Meymand, Iran


Una de las cosas que no pensábamos encontrar eran palos de la luz por todas partes; es la única licencia a la modernidad, a pesar de que aquí no tienen las comodidades que hay en una casa normal, la mayoría de las cuevas disponen de electricidad. Se tiene que decir que dentro de las cuevas no se ve nada (no tienen ventanas), así que es una cuestión prioritaria por ellos. Paseando por la calle principal nos damos cuenta que hay una mezquita dentro de una cueva muy grande, donde familias enteras entran descalzos y pasan el rato, es la única que hay y el lugar de encuentro al pueblo.


Meymand mosque, Meymand, Iran


Nos decidimos por subir por la montaña donde se encuentran las cuevas alienadas una junto a la otra. No hay calles, sólo pequeños senderos que conducen de unos a otros. La mayoría tiene un pasillo hasta la puerta de entrada (de una medida más bien pequeña) excavada en la misma roca y que la protege del viento y el frío en los duros inviernos que en esta zona se experimentan. Junto a la puerta todas las casas tienen una pequeña apertura que se les sirve de ventilación y para que salga el humo cuando encienden leña adentro. Es una mini ciudad de piedra al estilo hobbit, ¡pequeñita y con formas redondeadas por todas partes!


Meymand, Iran

Meymand, Iran


Llegamos en temporada de invierno y todo está cubierto de nieve, una bonita estampa para un paraje tan singular que nos hace pensar por unos momentos que estamos dentro del decorado de un pesebre (algún que otro burro siempre hay por estos pueblos). Lo cierto es que hace un frío helador... De lejos vemos como nos observa una mujer; es mayor y va cargada con un saco de hierbas. Avanza poco a poco, con paso lento pero seguro, hacia nuestra posición. la miramos sin saber muy bien que quiere de nosotros. Finalmente nos damos cuenta que vive justamente en la cueva que tenemos más cerca y a la que, hace justo un momento, le estábamos haciendo fotos. Finalmente entablamos conversación... Bien, la entabla ella suela en farsi... nosotros no entendemos ni pizca. Por mucho que nos repite una frase y por mucho que levante la voz, no entendemos nada de nada.... Finalmente por señas entendemos que pregunta algo así como: "¿Qué narices estáis haciendo en medio de la calle con este frío que pela?". Con cara condescendiente, -como diciendo "estos turistas están locos"- nos invita a pasar a su casa y a tomar uno te bien caliente. Nos miramos y no nos lo pensamos dos golpes, en unos segundos ya estábamos descalzos dentro de la cueva de esta buena señora.


Meymand, Iran


Seguramente esta será una de las experiencias que más recordaremos de nuestro viaje al Irán. La mujer nos invita a sentarnos en una de las alfombras que cubren el suelo. La cueva no hará más de 10 m2, está llena de objetos varios esparcidos sin orden aparente y una buena despensa de hierbas que ella ha cosechado y que seca para después venderlas. Tenemos una extraña conversación, ya que ella no nos entiende ni nosotros a ella. Los gestos y las miradas sustituyen las palabras. Entre trago y trago de te nos enseñamos fotos de la familia -es viuda y sus hijos viven en ciudad-. Más tarde hacemos un curso expres sobre las hierbas medicinales que allá tiene: nos hace oler una por una y posteriormente nos señala la parte del cuerpo para las que tiene propiedades curativas. Después un largo silencio... Finalmente se da el caso de una situación muy curiosa: la mujer nos enseña una tele que tiene estropeada y un mando a distancia, y por sus gestos entendemos que quiere que intentemos repararla. Intuimos que el problema es que se le ha desintonizado el aparato, pero no tenemos éxito. Cuando tocamos los botones del mando, los menús que aparecen en la pantalla están en farsi y como no entendemos nada, no podemos ayudarla. Si nos detenemos a pensar, es una situación muy surrealista. Cosas que pasan en Irán...


Meymand, Iran


La gente de los pueblos es realmente encantadora, no te entienden, pero te ofrecen todo y más de lo que tienen. Un te siempre es la excusa para sentarse un rato e intercambiar impresiones de nuestro viaje por Irán. Ellos siempre tienen curiosidad por saber qué pensamos sobre el país y qué nos ha gustado. Cada lugar donde llegamos y en cada parada que hacemos siempre conocemos a alguien nuevo que se nos acerca de manera hospitalaria. Este es uno de los placeres que nos proporciona un viaje que ha superado y en mucho las expectativas que teníamos creadas, que por otro lado ya eran altas. Irán es un país que por mucho que la gente te recomiende, se tiene que experimentar y vivirlo en directo.


Meymand, Iran



Información útil

Cómo llegar:

Meymand está situado justo en medio del triángulo que forman Shiraz, Yazd y Kerman. La mejor opción es por lo tanto aprovechar uno de los trayectos entre dos de estas ciudades para hacer la visita. Se puede llegar en transporte público pero no hay combinación para salir de una de las tres ciudades mencionadas y llegar a otra de ellas en un día. Recomendamos contratar un taxi para hacer la ruta (nosotros así lo hicimos). Por el taxi de Kerman a Yazd, con paradas por el camino por visitar Meymand y Zein-o-Din pagamos 1.800.000 rials (unos 50 €). En total fueron 8h de viaje (incluidas paradas).


Alojamiento:

A Meymand existe la posiblidad de quedarte a dormir en una caso-cueva (opción que aparece en la Lonely Planet), pero una vez visto el pueblo creemos que no hay gran cosa a hacer más allí, a menos que quieras admirar las estrellas por la noche. Nosotros en Yazd nos alojamos en el Fahadan Hotel (+ información) y en Kerman al Akhavan Hotel ((+ informació).).



De viajero a viajero:

Si tenéis la suerte de conocer a algún local y os invita a tomar un té, no desaprovechéis la oportunidad. No hay segundas intenciones en esta invitación, no os pedirán que compréis nada: es pura y auténtica hospitalidad iraní. Nosotros fuimos afortunados y, aparte de una experiencia inolvidable, pudimos ver por dentro de una de las singulares viviendas de Meymand.



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