Once horas de vuelo y una escala de cuatro horas en Miami son suficientes para desconectar de nuestro día a día y llegar a una realidad completamente diferente de la que nos rodea. Una cultura para conocer, nuevos lugares para descubrir y un montón de experiencias para vivir. Cuatro semanas que apenas empiezan y que nos transformarán otra vez en unos nómadas temporales. Una sensación que, por mucho que repetimos, mantenemos con la ilusión del primer viaje. Hay cosas que no cambian.
Nuestro avión llega al aeropuerto de Guatemala City, pero nosotros vamos directamente a Antigua. Llegamos por la noche y al hostal ya nos esperaba Juanjo, gran viajero y coautor del blog Round the world, con quien compartiremos unos días de ruta. No es hasta el día siguiente que nos podemos hacer una idea de esta ciudad que sólo pisarla nos ha dado buenas sensaciones.
La carta de presentación de Antigua no puede ser más cautivadora: epicentro de América Central durante los siglos XVII y XVIII, capital del país hasta el 1773 y Patrimonio de la Humanidad desde el 1979. Arquitectura colonial rodeada por tres volcanes que conforman un paisaje de fondo extraordinario cuando hay buena visibilidad y las nubes lo permiten, y es que el volcán de Agua, el más visible, se levanta majestuoso hasta los 3.776 m muy cerca de la ciudad.
Paseando por sus calles adoquinadas algunos restos de iglesias y edificios coloniales dejan patente la historia de una ciudad maltratada por los terremotos, como el del 29 de Julio del 1773 cuando la ciudad, conocida originalmente como “Santiago de los Caballeros de Guatemala”, fue totalmente destruida. La capitalidad fue trasladada en Guatemala City, pero por suerte la ciudad no quedó abandonada y poco a poco la gente que se quedó la fue reconstruyendo, dándole su apariencia actual. Desde entonces bien poco ha cambiado Antigua y a día de hoy se ha convertido en la ciudad colonial por excelencia del país. Si no fuera por la notable presencia de turistas, no sería difícil imaginarse paseando por suyas calles caballeros de la época, de aquellos de capa y sombrero de ala ancha.
Alrededor del Parque Central -lo que aquí vendría a ser la plaza mayor- se van distribuyendo los principales puntos de interés; es el punto de encuentro de viajeros y locales por igual, es ideal para sentarse un rato y observar la vida de la ciudad: vendedores ambulantes, lustradores de zapatos, niños jugando, familias y turistas van pasando por delante nuestro. Es curiosa la fuente central con las esculturas de cuatro sirenas las cuales emanan agua a través de sus pechos de piedra. La majestuosa fachada con dos niveles de arcos de Palacio de los Capitanas Generales, el Ayuntamiento -también porticado- y la Catedral delimitan los laterales de la plaza.
Pasear sin rumbo e ir descubriendo los rincones que nos tenía preparados esta ciudad es lo que más nos ha gustado. Calles con casas pintadas de todos los colores posibles salpicados de vez en cuando por restos de iglesias y conventos que nos recuerdan aquello que fue y que ya no es esta magnífica ciudad. La mayoría de edificios son de planta baja y excepcionales los de más de una planta, aquí el único rascacielos es el volcán del Agua y que así sea por muchos años.
Información útil
Como llegar: Se puede llegar directamente desde el aeropuerto de la Aurora con microbús (80 quetzales o 10 OS$ por persona) o bien taxi (25 OS$ negociando). Queda a una hora de Guatemala City y mediante los microbuses se puede llegar de forma directa también a los principales atractivos turísticos del país. Es la forma más cómoda de viajar por el país a pesar de que es más cara que no los autobuses locales (chicken buzo), que nos han desaconsejado por cuestiones de seguridad.
Alojamiento: Nos hemos alojado en la Posada Juma Ocag, situada en la calle Santa Lucia Norte núm. 13 justo ante el mercado, próxima a la estación de autobuses y a 5 min. andando del Parque Central. 175 quetzales la habitación doble con baño con café y agua potabilizada incluida. Habitaciones sencillas pero cómodas. Personal amable. Wi-fin gratis, Calidad precio inmejorable, lo recomendamos.
Comer: Se pueden encontrar restaurantes locales muy bien de precio. Nosotros recomendamos Rincón típico (3a avenida sur, núm. 5), el plato de carne a la brasa con arroz, ensalada y patatas por 20 quetzales, incluye también bebida. No somos de McDonals pero el de Antigua es realmente curioso: ubicado en una antigua casa colonial con patio interior podríamos decir que es lo más lujoso que nunca hemos visto.
De viajero a viajero: Un día muy aprovechado es suficiente para conocer los principales atractivos de Antigua pero es recomendable dedicar algún día más para disfrutar realmente la ciudad. Desde el cerro de la Cruz se ven unas vistas de la ciudad de postal, pero no es del todo seguro subir en solitario, dos veces al día (a las 10h y a las 15h) la policía turística (Politur) sube en grupo a todo aquel interesado en camioneta policial, es gratuito y sólo hay que acudir al cuartel unos minutos antes (al final de la 6a calle poniente). Entra sin vergüenza en cualquier casa con patío que tenga la puerta abierta: hoteles, restaurantes, tiendas... descubrirás auténticas joyas, el mejor: el del hotel Santo Domingo. Antigua tiene todo el que necesita el viajero, hay infinidad de agencias de viajes a las que acudir para contratar excursiones o bien el transporte hasta el siguiente destino.
De este viaje (Guatemala, México, Belice y Honduras) también hemos escrito:
- ¡Nos vamos a Guatemala!
- El volcán Pacaya (Guatemala)
- Los mercados de Guatemala: Chichicastenago y Sololá (Guatemala)
- El lago Atitlán: según dicen, el lago más maravilloso del mundo (Guatemala)
- ¡Llegamos a Chiapas! San Cristóbal de las Casas y San Juan Chamula (México)
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- Palenque, la ciudad maya en medio de la selva (México)
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- Caye Caulker, relax y tiburones en Belice (Belice)
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