viernes, 13 de septiembre de 2013

Oventic: encuentro con los zapatistas del EZLN


El 1 de enero de 1994 el subcomandante Marcos y su Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) puso en el mapa San Cristóbal de las Casas y su lucha por un trato más justo a los pueblos indígenas. En esta fecha, los zapatistas ocuparon brevemente esta y otras ciudades de los alrededores y los medios de comunicación dieron repercusión a un problema básicamente de lucha de clases al que el mundo le había prestado hasta entonces poca atención. Por todas partes no fueron pocos los que simpatizaron con su causa. Para nosotros, San Cristóbal y Chiapas pasaron a formar parte de aquellos destinos pendientes de visitar algún día de nuestro ideario viajero.

Viajar para nosotros es más que visitar monumentos o tener sellos al pasaporte, cuando viajamos intentamos conocer también algo más sobre la gente que vive allí. Sobre su día a día, su cultura, sus costumbres, sus preocupaciones y su forma de entender el mundo. Difícil tarea, considerando que el viajero está siempre de paso y que es imposible conocer en sólo unos días, pero al menos es un punto de partida que nos es útil para aprender y crearnos nuestro propio punto de vista conociendo con nuestros ojos lo que pasa más allá de nuestra realidad. Considerando este planteamiento, es evidente que la visita a un caracol va a pasar a ser uno de nuestros objetivos principales tan sólo pisar tierras mexicanas. Hoy lo hemos hecho, y hemos tenido también la oportunidad de ser recibidos y conversar con los miembros de la Junta de Buen Gobierno de Oventic, una de las primeras comunidades zapatistas que se creó. Una experiencia que difícilmente olvidaremos.


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chiapas, mexico


No es nueva la lucha indígena en el estado de Chiapas. La independencia de México tenía que suponer en teoría una mejora respecto a la época colonial, pero después de la revolución mexicana, la sucesión de gobernantes nombrados desde Ciudad de México con la complicidad de los terratenientes locales continuaron ejerciendo un control casi feudal en Chiapas. Las insurrecciones y protestas periódicas son prueba patente de las injusticias de los sucesivos gobiernos. Una lucha poco conocida hasta aquel 1 de enero de 1994. Pocos días después los guerrilleros tuvieron que retirarse a sus bases de la selva lacandona, pero la EZLN con esta acción supo dar un gran golpe de efecto por su causa.

La desigualdad de fuerzas entre guerrilleros y ejército mexicano hizo que las escaramuzas militares quedaran en segundo término y que los esfuerzos zapatistas se concentraran en su campaña para llamar la atención de la comunidad internacional, sobretodo a partir del uso de Internet, una arma mucho más potente e incisiva que las tradicionales armas de fuego. El carismático subcomandante Marcos se convirtió rápidamente en una figura de culto y la EZLN y su lucha a favor de los derechos indígenas en un icono para los movimientos antiglobalización.




Desde entonces a nivel político poco ha avanzado la cosa. Varios intentos de diálogo fracasados y dos intentos de introducir los derechos de los pueblos indígenas a la constitución mexicana que han quedado en papel mojado son los principales acontecimientos de los últimos veinte años. En la actualidad la sensación que tenemos es que el conflicto está en punto muerto. Los zapatistas hacen caso omiso de todo aquello que venga del gobierno mexicano y han establecido un sistema paralelo de sociedad. Por su parte, el gobierno mexicano parece que también ignore a los zapatistas en un tipo de "vive y deja vivir" que ha llevado a silenciar el problema a nivel internacional, lo peor que puede pasar a la causa zapatista.

Los zapatistas actualmente están organizados en caracoles, exactamente cinco comunidades formadas por una treintena de municipios y gestionadas por las Juntas de Buen Gobierno, que funcionan de forma autónoma y totalmente desvinculada del gobierno mexicano. Los caracoles constituyen, según palabras del Subcomandante Marcos: “una pequeña parte de ese mundo al que aspiramos, hecho de muchos mundos”. "Son -afirma- como puertas para entrarse a las comunidades y para que las comunidades salgan; como ventanas para vernos dentro y para que veamos fuera; como altavoces para sacar lejos nuestra palabra y para escuchar la del que lejos está. Pero sobre todo para recordarnos que debemos velar y estar pendientes de la cabalidad de los mundos que pueblan el mundo". Una de estas comunidades, la primera que se creó: es Oventic.


chiapas, mexico




La primera sensación que tenemos sólo llegar a Oventic es la de respeto e incertidumbre. La furgoneta en la que llegamos nos deja ante una barrera custodiada por un hombre encapuchado que teóricamente está armado. Nos acercamos, revisa de arriba abajo y nos pregunta que queremos. Después de explicarle nuestros motivos avisa a dos hombres más, también encapuchados, que nos interrogan algo más a fondo y nos hacen identificar. Estos últimos se marchan por unos minutos y vuelven: tenemos permiso para visitar el poblado pero inicialmente nos dicen que no nos podrá recibir la Junta de Buen Gobierno. Insistimos, le decimos que venimos expresamente desde Guatemala para visitarlos. Dudan, marchan y vuelven al cabo de unos minutos más. Nos dicen que esperemos allá fuera. Vuelven a marchar y nos dejan con el vigilante de la entrada.

La espera se hace larga. Pasan dos horas en las que tenemos tiempo de pensar en lo que estamos haciendo, en si valdrá o no la pena, en cómo será por dentro y cómo estará organizado el poblado. Más allá de la barrera vemos como va pasando la gente, gente muy normal que hacen sus actividades cotidianas, las mismas que se hacen en cualquier otro pueblecito de la zona. Curiosamente vemos pasar también uno de los hombres que nos ha interrogado, esta vez sin pasamontañas, lo reconocemos por su camisa. Pasado este tiempo vuelven los dos enmascarados, esta vez con buenas noticias: tendremos que esperar algo más pero seremos recibidos por siete de los nueve miembros de la Junta. Nuestras caras cambian de fisionomía y se desvanecen nuestras dudas, ¡la espera habrá valido la pena!

Traspasamos ya la barrera y entramos ya adentro de lo que es propiamente el poblado. Es hora ya de comer y tenemos la oportunidad de hacerlo en la cantina del pueblo. Comemos rodeados de pósters revolucionarios y acompañados de música, todas las letras tienen mensaje. Justo hemos dado el último bocado que nos vienen a buscar, es hora de reunirnos con la Junta de Buen Gobierno.


chiapas, mexico


La casa en la que nos reciben es de madera -como casi todas las construcciones del poblado- y más bien pequeña por lo que suponemos que tendría que ser para órgano de gobierno. Una antigua mesa de despacho con tres sillas, dos fotocopiadoras y varios banquillos son el único mobiliario. La decoración tampoco deja lugar al más mínimo lujo o signo de opulencia, un cuadro con el retrato del que suponemos que es el Subcomandante Marcos y un montón de fotografías y de banderas de todas partes que apenas dejan ver los colores de las paredes.

Allí dentro nos estaban esperando ya sentados los siete miembros de la Junta que nos tenían que recibir. La mayoría son jóvenes o de mediana edad, les calculamos entre los 25 y los 40 años, a excepción de una de las dos mujeres que, muy posiblemente, tendrá sexagenaria. Nos invitan a pasar y a sentarnos. En el banquillo de atrás nuestro se sientan también los dos hombres que nos han acompañado, los mismos que durante media mañana han ido y viniendo durante nuestra espera. Somos conscientes que por temas de seguridad tienen que ir con la cara cubierta, pero sinceramente, la escena no invitaba a tener una conversación relajada. La escena y el lugar imponía un poco.

Después de la bienvenida protocolaria y las presentaciones nos preguntan qué queremos saber sobre ellos. Les preguntamos sobre la situación actual de su lucha y sobre sus relaciones con el gobierno, también nos preocupamos sobre su sistema educativo y sanitario y sobre cómo es la vida en un sistema que han creado de forma totalmente paralela al legalmente establecido. Pregunta a pregunta, antes de contestar, entre ellos se consultan en su lengua sobre la respuesta a dar e incluso sobre la conveniencia de contestar. De hecho, alegando otra vez temas de seguridad, nos dejan sin contestar algunas de nuestras cuestiones y las que nos contestan son con respuestas medidas y estudiadas previamente. Lo que inicialmente parecía más bien una entrevista improvisada evoluciona añ cabo de poco en una conversación ideológica, tocando temas más generales nos sentimos todos más cómodos. En total no fue más de media hora la que pasamos allí dentro. Quizás nos hubiera gustado conocer con algo más de detalle, pero salimos satisfechos. Palabra a palabra han conseguido transmitirnos que sus ideales continúan intactos y que, por mucho tiempo que pase o contratiempos que tengan, ellos continuarán luchando por la igualdad de los derechos de los indígenas.


chiapas, mexico

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Acabada la conversación es hora de visitar el pueblo. Nos acompaña otro señor, no sabemos si para hacernos de guía o bien para vigilarnos, posiblemente para ambas cosas. Nos dejan pasear por todas partes, únicamente con la condición de que no hagamos fotos de la gente que va con la cara descubierta que, por suerte son todos. Andando por la única calle de la comunidad, no tenemos la sensación de estar en un pueblo diferente a los que hemos visto estos días por Chiapas, únicamente las fachadas de las casas vistosamente decoradas con motivos zapatistas delatan la identidad del lugar. Son verdaderas obras de arte.



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No sabemos si la negociación política con el gobierno mexicano para la mejora de las condiciones de los indígenas llegará a buen puerto algún día, ojalá así sea. Pero lo que sí que hemos visto hoy es un pueblo con todos los servicios básicos -un hospital y dos escuelas son el ejemplo- que han conseguido con su persistencia. Un esfuerzo que les ha llevado a mejorar sus condiciones de vida respecto a las de hace unos años y que de alguna forma este es su gran triunfo ante una realidad preestablecida que no era la suya.

Difícilmente olvidaremos el día de hoy. Hoy hemos aprendido y posiblemente hemos crecido algo más como personas. Nos llevamos a la mochila una gran experiencia y un montón de temas en los que reflexionar. ¡Por días así vale mucho la pena viajar!






Información útil

Cómo llegar: Desde uno de las calles adyacentes al mercado de San Cristóbal salen las minivans que llevan a Oventic. Son las que van dirección a Bochil y os dejarán en la carretera, justo en la entrada del poblado. El trayecto dura 1h 30 min. y el precio del billete es de 25 pesos por trayecto. El último colectivo de vuelta a San Cristóbal pasa a las 17 h.

Alojamiento: La visita a Oventic se puede hacer perfectamente en un día desde San Cristóbal. En San Cristóbal nos alojamos en la Posada Yaxchilan.

Comer: Para visitar Oventic es posible que os hagan esperar en la entrada un buen rato (nosotros estuvimos dos horas), por lo tanto es recomendable que os llevéis algo para comer. Otra alternativa es comer en la cantina de la propia comunidad (si os dan permiso). Nosotros por 30 pesos comimos un plato combinado de huevos con frijoles, arroz y tortitas.

De viajero a viajero: Ten presente que Oventic no es una visita turística. Para la visita tenéis que ir documentados. En la entrada de Oventic os pueden pedir el pasaporte para comprobar vuestra identidad, así como registrar vuestras mochilas.

Considerando la posible espera para entrar al pueblo, es conveniente salir temprano desde San Cristóbal. Si vas a Oventic temprano y tienes suerte de obtener rápido el permiso para visitar el poblado, es posible visitar en el mismo día San Juan Chamula. Las furgonetas que llevan a Oventic pasan también por San Juan.


De este viaje (Guatemala, México, Belice y Honduras) también hemos escrito:

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