viernes, 16 de mayo de 2014

Naqsh-e Rostam, la mini Petra de Irán


Si ver Persépolis ha sido uno de los sueños cumplidos en nuestro imaginario viajero que teníamos desde pequeños, podemos asegurar que Naqsh-e Rostam ha sido uno de los lugares que más nos ha sorprendido en nuestro viaje en Irán. Situadas a sólo 6 kilómetros de la antigua capital persa, encontramos en las escarpadas montañas de la zona cuatro cuevas excavadas a la roca al estilo Petra de Jordania o Lalibela de Etiopía. Una maravilla arqueológica que -no sabemos si debido a que coincide que es temporada baja (es el mes de enero)- parece poco masificada de turismo. Una gran suerte que hace que nos encontramos casi solos en la zona, como si se tratara de un lugar todavía medio descubierto. Si no fuera porque antes de llegar hay una taquilla donde se paga la entrada diríamos que nos sentimos como Indiana Jones descubriendo un tesoro escondido! Impresionante!


Iran
Panorámica de Naqsh-e Rostam

Quizás es porque ha nevado que nos parece el lugar más fascinante, diferente...¡nunca nos lo habríamos imaginado así! Incluso nos encontramos con un muñeco de nieve, un señor decorado bien originalmente. ¡Que te pensabas, aquí los hacen con el típico bigote persa!


Iran, nieve Iran
Con nuestro amigo, el muñeco de nieve con el bigote persa

Situadas una junto a la otra, con forma de cruz y con el símbolo de Zoroastra en la parte superior, se encuentran las cuatro tumbas de cuatro grandes emperadores persas: Darío I el Grande, Darío II, Jerjes I y Atarjerjes I. Todos ellos vivieron al lado de donde fueron enterrados, en Persépolis. Actualmente en el interior de las tumbas ya no queda nada, al igual que Persépolis fueron saqueadas por Alejandro Magno en su campaña de Oriente. Así que, desafortunadamente, no tenemos la opción de saber exactamente qué había en el interior de las cuevas. Este Alejandro nos empieza a caer mal...


Iran
Tumba Darío I

La entrada a cada tumba es el centro de cada cruz, que se abre a una pequeña cámara, donde el rey reposaba en un sarcófago. Se cree que la viga horizontal de cada una de las fachadas de la tumba es una réplica de la entrada del palacio de Persépolis, pero tampoco se sabe del cierto...¡Qué misterios! Las cuatro tumbas a primer vistazo parecen iguales, pero si pestras un poco de atención te das cuenta que cada emperador quiso dar su toque personal al lugar de su reposo eterno. Los relieves grabados en la roca viva de cada una de las tumbas relata las efemérides de los personajes allí enterrados, los de Darío I son los que más nos han impresionado.


Naqsh-e Rostam, Iran
Relieve que representa el triumfo de Sapor sobre el emperador romano Valeriano
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Relieve de una de las tumbas de Naqsh-e Rostam

Ante la gran montaña hay un detalle que delata la creencia de la época: una torre de fuego zoroastra muy bien conservada. Después de haber conocido otras templos zoroastras, la Ateshkadeh (casa del fuego) en Yazd o Chak Chak (lugar de peregrinación) este hecho no nos extraña. El fuego es un elemento que forma parte del pasado y presente del país, a pesar de que en éste la llama está apagada. No deja de ser una metáfora del lugar, de aquello que llegó a ser este imperio hoy ya apagado y del que sólo quedan los restos arqueológicos.


Iran, Naqs-e Rostam
Torre de fuego delante de las tumbas de Naqsh-e Rostam

Nos vamos fascinados de esta visita, impactados todavía por haber visto una de las maravillas del país. A veces han lugares sobre los cuales que no tenías expectativas creadas y que después son los que más te gustan. Este es para nosotros el caso de Naqsh-e Rostam.


Iran
Delante las tumbas de Naqsh-e Rostam, rodeados de nieve

Pero aquel día todavía nos tenía reservadas algunas sorpresas... ¡Te lo explicaremos en la próxima entrada!



Información útil

Cómo llegar:

Desde Shiraz (a 65 km) consideramos que la mejor opción para llegar a Naqsh-e Rostam es el taxi. Nosotros lo contratamos por 850.000 riales (24 €) incluyendo también la visita a Naqsh-e Rajab(junto a éste) y Persépolis (a 6 km de Naqsh-e Rostam) con las esperas correspondientes. Otra opción, más cara pero buena si se dispone de poco tiempo para visitar el país, es hacer uno de los trayectos entre Shiraz y Isfahan o Yazd en taxi y aprovechar al máximo la jornada haciendo parada a Persépolis y las acrópolis (se podría incluir también en este caso Pasargadae).

Alojamiento:

Nosotros nos alojamos al Sadra Hotel, muy cerca del Karim Khan-e Zand Boulevard, la zona comercial y céntrica de la ciudad. La habitación triple con baño y desayuno incluído nos costó 700.000 r./noche (wi-fi de pago), es un equivalente a un tres estrellas de aquí. Muy recomendable, sobre todo porque va la gente local. Fue en este mismo hotel donde contratamos el taxi para ir a Persépolis.

De viajero a viajero:

Naqsh-e Rostam es un lugar impresionante y nada masificado por el turismo. Un imprescindible que se visita junto con Persépolis (la antigua capital persa) y Naqsh-e Rajad (otra acrópolis excavada a la roca) en una misma jornada. En caso de no disponer de tiempo para visitar las dos acrópolis recomendamos la de este artículo, Naqsh-e Rostam, mucho más impactante que la otra.

La entrada a Naqsh-e Rostam cuesta 100.000 (3 €). Vale la pena ir temprano y ver primero Persépolis sin gente y después ir a Nash-e Rostam, aunque hay a quien le gusta hacer fotos de la puesta de sol y lo hace a la inversa.



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