jueves, 10 de octubre de 2013

Roatán, final de viaje en la acogedora isla de Honduras


Le hemos cogido el gusto a esto del sol, la playita y el relax. Y no nos ha costado mucho, lo admitimos... Así que, para no romper con esta nueva "monotonía", después de unos días en Caye Caulker (Belice) continuamos nuestra ruta dirección Honduras. La última semana del viaje la pasaremos en este nuevo país, en alguna de sus islas bañadas por el Caribe.

Embarcamos en Belice City dirección Puerto Cortés (Honduras). Son seis horas en las que navegamos próximos a la costa resiguiendo la que es, con sus 1.000 km de longitud, la segunda barrera de coral más grande del mundo. A pesar de los tentadores paisajes que nos rodean durante el camino, no es que los hayamos disfrutado mucho... En previsión de mala mar, tan sólo subir al barco la tripulación nos ha dado una pastillita para el mareo, que más que para esta finalidad parecía somnífera. En definitiva, que hemos dormido como angelitos durante todo el trayecto.




Desembarcamos en Puerto Cortés y el hecho es que todavía no nos hemos decidido por ninguna de las islas que teníamos en mente visitar. Tres son las islas principales de las llamadas "islas de la Bahía": Guanaja, Roatán y Utila y, entre las últimas dos, no teníamos nada claro a donde ir. Utila es uno de los lugares del mundo donde es más barato sacarse el PADI y es un destino más mochilero. Por otra parte Roátan tiene mejores playas y más cosas para ver, a pesar de que a priori es una opción para gente más adinerada.

Ya estábamos a punto de echar otra vez una moneda al aire para elegir destino cuando el mismo azar hizo que en el autobús de Puerto Cortés a La Ceiba conociéramos justamente a una chica de Roatán. Considerando que era una nativa del lugar no sabemos si fue muy objetiva, pero el hecho es que con sus argumentos y entusiasmo nos sacó todas las dudas y nos acabó convenciendo por Roatán. Ya tenemos destino, esta vez no tendremos que sacar la moneda del bolsillo.



Lo que más nos sorprende cuando llegamos es que en la isla se habla el inglés con un marcado acento mezcla de caribeño y africano... ¿Curioso, no? Y es que Roatán fue colonizada por los ingleses (al igual que Belice). Allá trajeron a los esclavos africanos y todavía hoy en la isla se pueden ver las fincas de las familias inglesas, que en el pasado prosperaron mucho en los negocios y ahora mayoritariamente se dedican al turismo y la cría de caballos. De hecho, los grandes inversores de Roatán son todos extranjeros, sobre todo norteamericanos, que tienen monopolizado el negocio turístico: empresas de submarinismo, embarcaciones, restaurantes, alojamientos... todo para un tipo de turista que quiere desconectar y descansar durante sus vacaciones, sin mirar mucho los gastos.

Sinceramente, nuestras sensaciones durante las primeras horas en la isla no han sido las mejores: una isla enfocada en exclusiva al turismo, precios europeos, unas playas paradisíacas pero sin nada a envidiar a las otros destinos que ya hemos visitado. Por suerte nuestro punto de vista va cambiando con el paso de los días, sobre todo cuando nos vamos haciendo con la isla y vamos conociendo su gente. Roatán en realidad es como un pequeño pueblo donde todo el mundo se conoce y en sólo unos días ya somos como unos más. Si rascas un poco, más allá de la superficialidad inicial, descubres una isla acogedora como pocas que sólo desvela sus mejores secretos para aquellos que se interesan. Somos conscientes de esto sobre todo cuando uno de los últimos días visitamos Coxen Hole, el municipio más grande y donde vive la gente local. Sorprendentemente nos hemos pasado todo el rato saludando a gente que habíamos conocido anteriormente en toda la isla. La gente, como siempre la gente, es la que acaba determinando una mejor o peor experiencia en un lugar.

Aquí se vive a otro ritmo y todo el mundo tiene tiempo de sobra para conversar. El hecho de que llegamos en temporada baja ayuda a tener esta sensación de que todo el mundo va a medio gas. Cuando entablas conversación con alguien, en sólo un rato ya te ha explicado su vida.




Los últimos días de nuestro viaje los hemos pasado recargando pilas. De la cama a la playa a tomar el sol, de la arena al agua a nadar un rato, del agua a la hamaca... y así dejando pasando las horas.

Roatán es un lugar ideal para hacer submarinismo y sacarse el PADI (no mucho más caro que en Utila, según nos han comentado) pero nosotros nos hemos decantado por el snorkel. A tan sólo unos metros de la playa más bonita de la isla, West Bay (¡y prácticamente la única!), está la famosa barrera de coral. Allá con unas simples gafas y un tubo se pueden ver maravillas: todo tipo de peces de colores y de todos los tamaños, langostas, estrellas de mar y, con un poco de suerte... tortugas marinas. Uno de los días decidimos marchar con un pescador que nos descubre lugares todavía más espectaculares. En agua el tiempo se nos pasa volando...






El canoping entre los árboles de la selva y los parques de animales tropicales son las otras grandes atracciones de la isla. Nos decidimos por una reserva de iguanas: nada más y nada menos que 4000, concentradas en un espacio relativamente pequeño. Su historia es curiosa. Todo empezó por la afición de una familia por este animal, que empezó a tener como animales de compañía. Lo que inicialmente era una colonia de una docena de ejemplares se fue ampliando con el paso de los años hasta transformarse en un negocio. ¡La verdad es que llegar a la hora de comer y ver tantas iguanas juntas comiendo impresiona!





Pero si de animales se trata, nos quedamos con los tiburones. Ya nadamos entre tiburones en Belice, pero nos quedamos con ganas de más. Donald, un chico muy simpático que conocimos en la isla, nos dio la oportunidad de repetir una experiencia que difícilmente olvidaremos.

Donald tiene un amigo que trabaja en uno de los parques de animales de la isla y nos explica que los sábados por la tarde, cuando el parque ya está cerrado al público, los trabajadores tienen la oportunidad de traer a sus familiares para que puedan conocer su trabajo. Aquel sábado, Donald ha sido invitado por su amigo y nos ofrece la oportunidad de acompañarlo.

Aquella tarde nosotros tres somos los únicos en el parque y sus trabajadores nos dedican, muy amablemente, su tiempo. Nos explican en una visita sobre todos los animales. Tenemos la oportunidad de darles de comer y de verlos bien de cerca. También vemos aquellas interioridades que difícilmente se puede ver de un zoo: la cocina, los almacenes de comida, las jaulas de adaptación... Pero como hemos dicho, lo que realmente nos ha atraído es la posibilidad de volver a nadar entre tiburones. Pero a diferencia de Belice, est vez lo hacemos solos (únicamente acompañados por el amigo de Donald) y con unos bichos que esta vez nos superan en tamaño. Miden entre dos y dos metros y medio. ¡Para nosotros, todo un reto!





¡Después de esta experiencia nos sentimos como super-heroes! 'Hemos nadado con tiburones de dos metros! En fin, ¡suerte que ya les habían dado de comer antes! :-)
Nuestro viaje se acaba en esta isla donde hemos pasado tantos buenos momentos, y aunque tenemos que decir que creemos que está sobrevalorada en cierto sentido, para nosotros ha sido un buen final de viaje, echaremos de menos las aguas cristalinas y su ritmo relajado...¡Volvemos a Barcelona!


Informació útil

Cómo llegar: Roatán está conectada vía marítima con La Ceiba (Honduras continental) dos veces al día mediante la compañía "Roatan ferry" (1h, 624 lempiras). Tambiéb tiene aeropuerto con vuelos internacionales y nacionales. Diversas compañías locales ofrecen buenos precios para destinos nacionales (CM Airlines es en la que vimos mejores precios).


Nosotros llegamos desde Belice. Pride of Belize cubre semanalmente el trayecto Belice City - Puerto Cortés (sólo sábados, 5h, 64 OS$). Desde allñi se tienen que hacer dos trayectos por tierra: Puerto Cortés - San Pedro Sula (en taxi 45 min, 350 lempiras) y San Pedro Sula - La Ceiba (en bus 3h, 185 lempiras), desde donde se coge el barco a Roatán. El último ferry sale a las 16:30 y no da tiempo de hacer el viaje en un solo día. Si se quiere dormir en la Ceiba para coger el primer ferry del día siguiente (9:30) hay que coger un taxi de Puerto Cortés a San Pedro para llegar a coger el último bus de la tarde. La otra opción es dormir en Puerto Cortés o bien en San Pedro (esta última opción la descartaríamos, San Pedro Sula es la ciudad con más homicidios por habitante del mundo).

Alojamiento: Una de las mejores cosas que nos ha pasado en la isla ha sido la gran suerte de alojamiento que encontramos: una cabaña muy cercana al mar, a unos metros de una bahía muy bonita, pero en medio de la selva. 60 m2 con techo de 4 metros, wi-fin, cocina, baño, terraza con mesa y una hamaca para hacer cabezaditas... ¿qué más se puede pedir? Todo un lujo por sólo 40$/noche (precio de temporada baja y quedándonos una semana, ¡hay que decirlo!). Estas cabañas las encontraréis en la Posada Arco Iris (Half Moon - West End). Posada Arco Iris (Half Moon - West End).

Comida: Como plato rápido, barato y "resultón" recomendamos las baleadas, unas "tortitas" al estilo mexicano rellenas de frijoles, queso en polvo y el ingrediente que escojas (aguacate, carne picada, pollo, chorizo) por sólo 25 lempiras (1,30€). En los restaurantes locales podéis encontrar platos combinados por 4-5€. El pescado fresco también se puede encontrar pero acostumbra a ser caro, sobre todo en los restaurantes para turistas. Si te alojas en un apartamento, lo mejor es comprarlo directamente a un pescador y cocinarlo.

De viajero a viajero: En temporada alta nos han explicado que pueden llegar a la isla entre tres y cinco cruceros diarios. Durante nuestra estancia, en temporada baja, sólo coincidimos un único día con un crucero y tuvimos la sensación que la isla era literalmente invadida por sus pasajeros. No queremos ni imaginar como puede ser Roatán en temporada alta. No lo recomendaríamos.

Traeros desde casa vuestras gafas y tubo para bucear, si estáis varios días os saldrá a cuenta. En Roatán para alquilarlas os pedirán entre 5 y 10 $ diarios.


Cambio: 1€ = 27,6 lempiras hondureñas


De este viaje (Guatemala, México, Belice y Honduras) también hemos escrito:

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