El hanbok coreano es uno de los vestidos tradicionales más elegantes que hemos conocido durante nuestros viajes. Lo que más nos ha atraído es verlo en la calle y comprobar su uso va más allá de acontecimientos folclóricos. No es que la gente lo vista habitualmente, el uso del hanbok se acostumbra a reservar por las celebraciones. Pero tampoco es extraño ver a chicas (sobre todo) y parejas con el vestido tradicional en los palacios reales de Seúl, y no son figurantes: son coreanos que van de visita, pero a quienes les encanta sentirse príncipes y princesas por un día.
Curiosamente la traducción literal de “hanbok” sería “ropa coreana” y, a pesar de que en su forma más primitiva se puede encontrar en pinturas murales del siglo III a.C., lo que ha llegado a nuestros días es el típico que se vestía durante los siglos XVIII y XIX de la dinastía Joseon. En la antigüedad los colores del hanbok tenían un gran significado social, debido a que se usaban para distinguir el pueblo de la realeza; a las mujeres casadas de las solteras y, incluso todavía en la actualidad, a la madre de la novia y la del novio en los casamientos.
En el caso de las mujeres, el hanbok se compone de una blusa o chaqueta entallada con mangas anchas – llamada jeogori– y de una falda larga –llamada chima– que se ata mediante una cinta que queda justo debajo del pecho, acentuando la forma del busto. De los hombres destaca el jokki –una chaqueta fina– o el magoja –equivalente a un chaleco–, en ambos casos con aperturas laterales y largos hasta las rodillas. Los complementos también son importantes y especialmente vistosos, como los sombreros masculinos.
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